La congresista de la extrema izquierda e hija del excabecilla de la banda terrorista M-19 Carlos Pizarro, María José Pizarro parece estar obsesionada con silenciar a LOS IRREVERENTES, a través de acciones de tutela sin sustento ninguno.
Iracunda por las denuncias que contra ella se han hecho desde este portal, la señora Pizarro ha formulado sendas tutelas alegando una supuesta vulneración de sus derechos fundamentales, olvidando que los servidores públicos, en cualquier caso, son susceptibles al escrutinio ciudadano y de los medios de comunicación.
Hace algunas semanas, un juez negó sus pretensiones y ella, empecinada en su persecución inclemente contra este portal, llevó su causa ante el Tribunal Superior de Bogotá, donde tres magistrados estudiaron el asunto y nuevamente fallaron en su contra, reivindicando la libertad de expresión que le asiste a este medio de comunicación.
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Esta decisión se conoció horas después de que uno de nuestros columnistas, Jaime Arizabaleta fuera objeto de una brutal campaña de desprestigio desatada por instrucciones del senador petrista y autor de melodramas de baja factura, Gustavo Bolívar.
Ante la gravedad de la situación -que tomó dimensiones criminales por cuenta de las amenazas contra el columnista-, la Policía Nacional ha tomado cartas en el asunto. Así mismo, se denunció el hecho ante la Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP-, organización que luego de estudiar el caso emitió una muy fuerte comunicación en contra del congresista, conminándolo a ser respetuoso de las opiniones de los columnistas y a dar ejemplo, algo que será fácticamente imposible dada su naturaleza barriobajera, ruin y canalla.
En la carta, se lee que “la FLIP tuvo conocimiento de una publicación que hizo usted a través de Twitter el pasado 15 de junio en la que señaló al columnista de LOS IRREVERENTES, Jaime Arizabaleta, de ser “familiar de bandido”, e insinuó la existencia de un “delito de sangre”…La FLIP expresa su preocupación por lo ocurrido, debido a que este tipo de estigmatizaciones emitidas por un funcionario público pueden ser entendidas por sus seguidores como una autorización para tomar acciones que atenten contra la integridad o el derecho al ejercicio periodístico del columnista. Adicionalmente, estos señalamientos pueden resultar disuasivos para otras personas que en un futuro quieran referirse a las gestiones de Gustavo Petro o cualquier miembro de su movimiento político”.
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Lo cierto es que estos episodios, el de la persecución judicial desatada por la congresista Pizarro contra LOS IRREVERENTES y la campaña de descrédito moral contra el columnista Arizabaleta liderada por Gustavo Bolívar, son pruebas reales del desprecio que la extrema izquierda colombiana -específicamente la estructura de Gustavo Petro- siente por la prensa libre y crítica. Buena parte de los seguidores del petrismo, con total impunidad, son unos peligrosos sicarios morales valiéndose del lodazal en el que se han convertido las redes sociales.
Publicado: junio 19 de 2020
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