La naturaleza y causa de la riqueza de las naciones contiene detalladamente los efectos en el progreso económico de una nación, derivados de la especialización, el ejemplo de la fábrica de alfileres no es en vano, pues determina las posibilidades a través de las cuales, la combinación de trabajo y capital, hacen posible la producción. Esa especialización no solo se aplica en momentos en que el mercado exige grandes cantidades de bienes y servicios, sino que, por el contrario, es la forma para generar una tasa de ganancia por encima del costo marginal de producir.
Precisamente, para prender la economía, en estos momentos de adaptación, implica volver a retomar las bases de la especialización, es decir, repensar la especialización, en un entorno de menguado retorno de la tasa de ganancia esperada y un máximo en la necesidad de cuidar el empleo, la inversión, el consumo y la estabilidad de los salarios. Eso se logra con una gradualidad en el punto de retorno a las actividades productivas diarias. Que en su naturaleza continúan siendo las mismas, pero en su operación son totalmente diferentes al modelo acostumbrado antes de la pandemia.
Surgen dos interrogantes a saber: antes de la pandemia, ¿íbamos demasiado rápido y éramos demasiado positivos sobre las ganancias? y dos, ¿fuimos exageradamente confiados en nuestras decisiones económicas? Precisamente porque el sistema general de precios no estaba explicando el comportamiento de los salarios, ni tampoco el ajuste del nivel de empleo en economías relativamente estables. Por otro lado, en países con mejores niveles de inversión y tasas de crecimiento, el desempleo seguía siendo un problema estructural y la pobreza seguía manifestándose ya no en las dimensiones de las NBI y el ingreso, sino que se sumaba al indicador compuesto del desarrollo humano. Es decir, el problema no es monetario en su totalidad.
Así las cosas, para prender la economía colombiana otra vez, hay que tener en cuenta lo siguiente: superponer la demanda interna a la externa, evitar que la tasa de crecimiento del PIB sea negativa, proteger el empleo, procurar la inversión, flexibilizar el costo de capital para las empresas, apalancar la demanda a través de mejores condiciones de crédito, recuperar sectores de alta rentabilidad como el agrícola, ampliar el respaldo crediticio a emprendedores, expandir la oferta.
Lo anterior se logra con un paquete de reformas que desde el congreso puedan demostrar suficiente rigurosidad técnica como para mantener la solidez de la norma, innovar la reforma, acelerar el ritmo de la legislación económica, propender por la especialización de la Ley. Pero al paso que se vaya prendiendo la economía, también hay que ir ajustando algo de suma importancia: la nueva especialización para la economía colombiana.
Por eso, es bueno, saber que, para volver a las actividades normales paulatinamente, todos los colombianos tienen que especializarse de acuerdo a las normas de re-apertura que disponga el Gobierno Nacional. La mayor respuesta de la especialización depende de la voluntad de los trabajadores y las familias colombianas para adaptarse a los cambios. Reabriremos pronto, con certeza, más especializados que nunca y con más ganas de construir país.
Publicado: mayo 7 de 2020
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