El jovencito Tovar

El jovencito Tovar

Se ha dicho insistentemente y con mucha razón, que los delitos de sangre no existen, razón por la que el hijo del jefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, Jorge Tovar Vélez no tiene porqué asumir la responsabilidad de los delitos de su padre, uno de los más sanguinarios y despiadados cabecillas de las desaparecidas Autodefensas Unidas de Colombia.

Tovar Pupo es lo que comúnmente se conoce como un “criminal nato” sin ideología ni límites, capaz de aliarse con el que sea menester para satisfacer sus planes delincuenciales. 

En el computador de Raúl Reyes, hay un correo electrónico que da cuenta de los acercamientos de Jorge 40con las Farc con el propósito de “joder a Uribe”.

Se trata de un extenso email que el 10 de septiembre de 2004, en pleno proceso de paz entre el gobierno Uribe con las AUC, Rodrigo Granda le remitió a Raúl Reyes. En esa comunicación se hace referencia a unos acercamientos de las autodefensas con el gobierno de Hugo Chávez y se describió una reunión que tuvo lugar en un restaurante de Bogotá. “…En su interior estaban Vicente Castaño y Jorge 40 (Rodrigo Tovar Pupo). Hablan en los mismos términos de la carta a Lucio: Las AUC ya no son las mismas que cuando Carlos [Castaño]estaba vivo… Dicen que los actores del conflicto son la guerrilla, los narcotraficantes, el ejército y ellos los paramilitares. Que antes ellos trabajaban para el ejército y para los político, pero que ahora es al contrario. Ellos manejan a los generales y a los políticos. Que no son uribistas y que pueden ayudar a joder a Uribe…”. 

En ese mismo correo, Granda narra que Jorge 40  confesó haber cobrado $10 millones de dólares para matar a Hugo Chávez: “… efectivamente tuvieron reuniones con políticos de Copei  y Acción Democrática lo mismo que con la Coordinadora Democrática y ganaderos venezolanos, los cuales ofrecieron 10 millones de dólares por matar a Chávez y que Jorge 40 aceptó, que inicialmente estuvo metido en el proyecto…”.

El proceso con las AUC

Uno de los planteamientos que hizo Álvaro Uribe en la campaña que lo llevó a la presidencia de la República en 2002, fue el de buscar la paz con todos los grupos armados ilegales, siempre y cuando mediara un cese unilateral y verificable de las acciones hostiles. 

Con esa premisa como principio inmodificable, en diciembre de 2002, empezó el proceso de acercamiento con las distintas estructuras que integraban a las AUC. 

Después de 4 años de diálogo, en el que no se negociaron principios democráticos ni se garantizó la impunidad para delitos de lesa humanidad, ni se regalaron curules, el gobierno de Uribe logró la desmovilización de la totalidad de las estructuras paramilitares. 

Los delitos de narcotráfico y las solicitudes de extradición que pesaban contra los jefes de las AUC, no fueron objeto de negociación. Una cosa eran los delitos que se cometieron en Colombia, los cuales quedaron bajo la tutela de la ley de Justicia y Paz -975- que incluía penas de prisión efectivas de entre 5 y 8 años, y otra los crímenes de los paramilitares en otras naciones, como sucedió con los Estados Unidos país que esa estructura -las AUC- inundó con cocaína. 

El 13 de mayo de 2008, el gobierno del presidente Uribe firmó las órdenes de extradición de 13 jefes de las AUC, entre los que se encontraba Rodrigo Tovar Pupo, padre del ahora director de la oficina de víctimas del ministerio de Interior, Jorge Tovar.

Es evidente que la designación del vástago de Jorge 40 fue imprudente. Pero esa discusión es inane, pues la ministra Arango ha dicho que no piensa reversarla. 

Lo cierto es que el actual director de la oficina de víctimas del ministerio del Interior, cuando era cercano al gobierno de Santos, no ahorraba descalificaciones para referirse a la política de paz de Álvaro Uribe, en evidente retaliación por la extradición de su padre -al que presenta como un preso político-.

Circula un video de Tovar promocionando el proceso de paz con la banda terrorista Farc en su ciudad natal, Valledupar. En palabras del ahora director de víctimas del ministerio del Interior, “yo simplemente, escuchándolo hablar y reflexionando y pensando en mi padre, cuánto hubiera querido él, cuánto hubiera querido Rodrigo Tovar Pupo participar en un proceso de paz con la seriedad y la responsabilidad que están haciendo hoy en día (sic) el proceso de paz con las Farc, porque es que a Colombia le han vendido una mentira y tenemos que decirlo: el proceso de paz que fue construido con mentiras, con engaños y fue mal construido fue el que hizo el gobierno [de Uribe] con las autodefensas. Este proceso que están haciendo hoy, y que ojalá abarque a todos los actores del conflicto armado, así es que verdaderamente (sic) conseguimos la paz…”.

Es natural que un hijo defienda a su padre. Honrar a padre y madre es un mandamiento de la ley de Dios, así el progenitor sea un delincuente de la talla del desmovilizado Jorge 40. Pero resulta increíble que un gobierno elegido bajo las tesis del Centro Democrático, colectividad implacablemente perseguida por el régimen anterior, incluya en su nómina de colaboradores a un individuo sin mayor formación académica, con evidentes lagunas conceptuales en las materias propias del cargo que ahora ocupa y que, como si todo lo anterior fuera poco, es un feroz crítico de la política de paz del gobierno del presidente Uribe.

Los hechos demuestran que el proceso con las AUC fue exitoso. Las estructuras paramilitares desaparecieron de nuestro territorio. Los jefes de esos grupos, encabezados por Jorge 40 terminaron respondiendo ante la justicia de los Estados Unidos país que, luego de verificar la efectiva desaparición de las AUC, el 15 de julio de 2014 tomó la decisión de retirar a ese grupo -por sustracción de materia- de su lista de organizaciones terroristas, algo que no ha sucedido con las Farc, grupo al que los Estados Unidos continúa considerando terrorista y narcotraficante.

@IrreverentesCol

Publicado: mayo 21 de 2020

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