Siempre he sido un convencido de que la única forma de tener una discusión educada con la gente es utilizando evidencia corroborable. Mejor dicho, creo que la única forma de avanzar el diálogo como sociedad es utilizando lo que la ciencia y las matemáticas nos dan. Siempre he pensado que la realidad es única, que no es cómo cada individuo la ve. Pero siento que el coronavirus y las redes sociales lo fuerzan a uno a cambiar de opinión al respecto. Las experiencias de los últimos días me han demostrado que los números no son suficientes, quizás porque los números no generan “empatía”. Y todo parece indicar que en este nuevo mundo lo único que cuenta es la empatía.
Un ejemplo. Hace unos días publiqué esto en Twitter: “Si #Colombia no reabre su economía en el muy corto plazo, el daño será irreparable. Cada mes de PIB cerrado cuesta 6% (3 meses serían +/- 20%). Tres meses de cierre de la economía generarían 5 millones de pobres nuevos, según el @WorldBank. 5 millones de pobres implican MÁS HAMBRE. El hambre mata niños. Extrapolando las estadísticas de las muertes infantiles por cada 1,000 nacimientos, un deterioro social tan significativo en #Colombia podría incrementar las muertes de 14.2/1000 a 120/1000 (nivel de #Nigeria), implicando un incremento de 10 veces en las muertes de niños por desnutrición crónica. El 24% de la población de Colombia es menor de 14 años. Eso implicaría que, del 1,250,000 de los nuevos niños pobres, morirían 151,250 criaturas cada año. Solo un NAZI puede estar de acuerdo con matara 150,000 niños de hambre cada año para controlar un #virus que tiene una tasa de letalidad real de 0.1%”.
Ese hilo me generó decenas de amenazas de muerte. Y me llegaron decenas de mensajes como este: “¡Usted está pidiendo que sacrifiquen gente para que la economía no sufra, desgraciado!” Considero que la matemática detrás de mis ideas es clara, corroborable, y quizás refutable. Desafortunadamente no logré que nadie refutara mis números. Lo más cercano que logré fue que el abogado Rodrigo Uprinmy se burlara de los números y acto seguido dijera que mi problema es que yo no aceptaba las bondades de la redistribución del ingreso. Mejor dicho, como no se podía refutar la matemática, entonces tocaba meterle ideología a la cosa…
Y en esas andamos. El debate del Covid-19 en Colombia se volvió un debate ideológico. La alcaldesa Claudia López, por ejemplo, no para de gritar que relajar la cuarentena es una decisión “elitista” que busca matar a los pobres para salvar los intereses de los ricos. Apuesto lo que sea a que la alcaldesa tiene la nevera llena en este momento, y especulo que la alcaldesa tiene ahorros para sobrevivir varios años sin trabajar. Y apuesto aún más duro que la empleada del servicio de la alcaldesa NO tiene la nevera llena, ni tampoco tiene ahorros para sobrevivir mas de un par de semanas sin trabajar.
Además de ideológica, la alcaldesa miente sobre el Covid-19. Por ejemplo, es totalmente falso que la tasa de fatalidad del Covid-19 sea del 4.2% como irresponsablemente argumentan ella y su equipo. La mortalidad del Covid, bien medida, mejor dicho, contabilizando asintomáticos, debe estar en niveles de 0.3-0.4%. En Nueva York, el estado más afectado de EE. UU. está en 0.68% según los resultados de las más recientes serologías. Realmente no se entiende por qué del interés de la alcaldesa de generar pánico y una lucha de clases en Bogotá. Esperemos que sea ignorancia, y no un interés más oscuro.
Publicado: abril 28 de 2020
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