Nunca gobierno alguno llegó a episodios de corrupción política como en el periodo de Juan Manuel Santos (JMS). Ni nunca la búsqueda de la paz corrompió tanto a los poderes públicos.
Me resisto a creer que JMS sea corrupto, pero lo cierto es que su empeño en lograr la pacificación con las Farc (que no es propiamente la paz de los colombianos) le hizo vender su alma al diablo, y negociar hasta sus principios morales y su capital político.
Nunca un propósito hizo tanto daño a un país por lograr “una paz” por encima de lo éticamente aceptable y lo jurídicamente posible. Nunca un Estado civilizado como Noruega le hizo tanto perjuicio a una nación al conceder un premio Nobel de Paz en 2016. Ni nunca un galardón de este carácter le ato tanto las manos a un líder para negociar con la delincuencia la paz de una nación.
Todos los días aparecía un nuevo evento que señalaba el alto grado descomposición en el que cayó el gobierno de JMS. Todos mezclados entre sí, con un común denominador: la búsqueda de la paz.
La lista es larga como vergonzosa, y el mal se viene gestando desde hace años con la creación de esos monstruos de impunidad que han sido la Fiscalía General de la Nación y las Cortes que se crearon a partir de la Constitución del 91.
Nunca presidente alguno utilizó de forma tan despiadada el poder de estas para lograr sus objetivos de paz. De allí que una gran reforma a ese poder público sea uno de las grandes necesidades que demanda la organización del Estado.
Aunque el mal no son las instituciones en sí, sino el hombre colombiano, que es altamente propenso a la corrupción.
Se podría concluir que no es necesario que un Estado con tan bajos niveles de ética y moral, cree tantos organismos con tanta fuerza de poder, y con tanta capacidad de hacer daño, porque el poder sin ética corrompe.
Hay que buscar en la academia, en las instituciones de educación, en los hogares colombianos, cómo reforzar esta materia que debe ser de obligatorio estudio para la formación moral de los individuos.
Pero el mal llegó a su esplendor en el gobierno JMS. Los opositores a su gobierno tuvieron tanto la razón, como lo demuestran los hechos que generaron la búsqueda de la paz, “llevándose por la banda” a todo un país.
Casi todos los hechos de corrupción están conectados entre sí y su motivación fue la búsqueda de la paz. Empezando por la reelección de JMS, donde se torció el pescuezo a la democracia para no dejar llegar a Oscar Iván Zuluaga. La negociación contra todo pronóstico en La Habana, la perversión a los magistrados del Cartel de la Toga para perseguir los que se oponían a la paz, la financiación de Odebrecht, el crecimiento de los cultivos de coca, la impunidad de la Farc que indigna hoy al 90% de los colombianos, la nefasta política de la mermelada. Todos ejecutados en aras de la bendita paz.
¡Nunca la búsqueda de la paz le hizo tanto daño a un pueblo!
Publicado: abril 16 de 2020
4.5