Los textos de economía están abarrotados de fórmulas y ejemplos para enfrentar caídas sustanciales en el producto y los ingresos cuando el ciclo económico da un giro inesperado sobre las expectativas de los mercados y el efecto generado en el público. Hoy se abre un nuevo capítulo, aquel que relaciona la crisis económica con una pandemia generalizada.
Este gobierno con seguridad tendrá un capitulo en la economía colombiana en el cual se relatará con suficiente ilustración las medidas económicas que surtieron efecto sobre la caída pronunciada en la producción y el empleo, con sus efectos colaterales en la estabilidad de los ingresos de los colombianos.
Experimentamos un rápido proceso de mitigación de crisis a través de los instrumentos de la política fiscal y monetaria en el corto plazo, nos devolvimos a buscar respuestas en Keynes y en Hayek, el primero, promotor del gasto público y el segundo, defensor del libre mercado y los límites de intervención del Estado en la economía.
Los economistas hacen su mejor esfuerzo por plantear las fórmulas de corto plazo que pueden hacer frente a la caída radical del mercado y al empeoramiento de las condiciones de bienestar en los países. Es una frenética carrera global en la que se busca reducir al máximo posible los efectos negativos de una crisis económica. Un contexto donde se busca evitar que todo se vaya al traste.
En Colombia no es ajena esta preocupación, el Gobierno Nacional activó los planes de choque contra la falta de liquidez y el debilitamiento de la demanda, al punto que busca contener las pérdidas del sector real por el efecto generalizado de la pandemia y la cuarentena. Tenemos un Estado cuyo nivel de intervención refleja las recomendaciones de Keynes sobre la irrigación de ña economía mediante el canal transmisor del gasto público, elevar al máximo el gasto proyectando los desbalances en los próximos presupuestos.
Una tarea titánica que asume el presidente y su gabinete, un reto desbordado que enfatiza en la acción inmediata para proveer bienestar a todos los colombianos en sus distintas interacciones económicas diarias que quedaron paralizadas. Este reto, sin capítulos escritos en los manuales de economía refleja la robustez de un gobierno que está trabajando por mantener el equilibrio al precio más alto posible.
Sin embargo, también se deja ver la economía como aquella frágil cuerda de la que dependen millones de vidas en su quehacer diario, hoy más que nunca el Estado de Bienestar está vigente en la realidad que viven los colombianos. Empresarios, empleados, gremios, trabajadores independientes, comerciantes, todos, convergen a una misma situación: el flujo de caja de sus unidades productivas y familiares. Los costos de supervivencia y los riesgos de banca rotas.
La frágil economía donde cerca del 48% del trabajo es informal, donde la exposición de las empresas a riesgos de liquidez es latente, donde los empleos son altamente rotativos y donde la curva de Phillips parece haberse detenido, demuestran un efecto perverso generalizado, producto de una variable exógena denominada Covid – 19.
Los impactos se sentirán no solo en la economía, también en el giro radical en la forma de interacción social, en un nuevo contrato social, en una nueva adaptación al cambio, en mecanismos de transferencia de valor completamente nuevos en la estructura social del país y del mundo. Lo que demuestra que ante la fragilidad de la economía el Estado vuelve a retomar con fuerza la intervención por el bienestar.
Publicado: abril 3 de 2020
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