Como colombiano, a pesar de las múltiples incertidumbres que nos abordan, puedo decir, con la mano en el corazón, que siento que el Gobierno Nacional nos ha llevado por buen camino en el manejo que se le ha dado a la pandemia. Decisiones acompañadas de fundamento científico, prudencia en las comunicaciones, rapidez en la reacción, eficacia en la implementación y buenos resultados, es lo que percibimos la mayor parte de los colombianos.
Sin embargo, como caleño las sensaciones son distintas. Hoy parece que la pandemia nos golpea con mayor severidad que al resto del país. Mi percepción es que las autoridades se dedican más a buscar culpables que a encontrar soluciones. Fiestas en el centro de Cali y en otros lugares, ciudadanos deambulando por el municipio. Nos enfrentamos a una verdad de a puño y es que en Cali no se ha logrado hacer respetar el aislamiento obligatorio. El municipio ha tenido dificultades para la entrega de ayudas sociales, improvisación en medidas como el “pico y vida” y el numero de contagios aumenta a una tasa mayor que la del resto del país. Cali tiene un RO de 2.
Revisemos algunos números adicionales para que ustedes puedan sacar sus propias conclusiones. Al día de hoy Colombia tiene una tasa de mortalidad por COVID del 4.6% de los contagiados, mientras que en Cali tenemos el 6.08%, una cifra preocupante. La temperatura sube cuando se compara con ciudades como Bogotá, que tiene una tasa de 4.14% y Medellín con una tasa del 0.75%. Mientras que en Cali la tasa de recuperados es de tan solo 12.15%, en Bogotá esta asciende a 17.31%, en Cartagena a 25.83% y en Medellín a 29.59%
Los números hablan por si solos y encienden todas las alarmas. Las autoridades deben tomar decisiones contundentes, pues la indisciplina social, que no tiene estrato, ha permitido que en muchos barrios de nuestra ciudad aumenten los números de contagio en proporciones más altas que el resto del país. Los medios de comunicación y las redes sociales día a día denuncian concentraciones indebidas de personas, evasiones a la ley y poco control social. Parece que aun cuando el alcalde Ospina ha desplegado algunos retenes por la ciudad, estos no han logrado cumplir con su labor estratégica.
Echarle la culpa de las altas tasas de contagio a la cercanía con el Ecuador es cuando menos simplista, sin que desconozcamos la problemática. Entendemos las dificultades en la frontera e incluso hemos elevado al Ministro de Defensa la preocupación por los pasos ilegales que principalmente afectan a pequeños municipios fronterizos nariñenses. Lo cierto es que no podemos ocultar el impacto que genera esta migración en Cali, más aún cuando al 62% de los infectados se le desconoce la procedencia del contagio. Pero de ahí a responsabilizar por la expansión del virus a la población migrante, es otro cantar.
Hemos hecho un llamado permanente a la unión y a dejar de lado los colores políticos durante esta pandemia para cerrar filas y derrotar el virus. Por ello le hacemos un llamado respetuoso al alcalde para que con autoridad y sanciones ejemplarizantes haga cumplir el aislamiento y aumente los testeos de las personas y sus entornos, en los casos que se tenga sospecha de contagio. También le hacemos un llamado a la ciudadanía para que entienda la magnitud de las implicaciones de andar por ahí faroleando en la calle. Lo que está en juego es la vida, tal vez no la propia, Dios no lo quiera, pero si puede ser la de un ser querido al cual se le transmita el virus.
Parémosle-Bolas, la capital del Valle está a tiempo de retomar el rumbo y bajar la tasa de contagio. Cali no puede ser la ciudad que pierda la pelea contra el virus.
Publicado: abril 30 de 2020