No puede ser posible que en medio de la crisis económica y social por la que está atravesando el País, el oportunismo y la necesidad de figuración mediática de Claudia López sean más importantes antes que establecer un mecanismo de cooperación sereno y efectivo entre el Gobierno Nacional y la Alcaldía.
Para comenzar, se debe resaltar que esas dos instancias han tomado las medidas correctas para contener la expansión del Covid-19. Tanto el Presidente Duque como Claudia López le han puesto el pecho a la situación y han ejercido un liderazgo necesario para responder a uno de los mayores desafíos que ha enfrentado la humanidad en los últimos tiempos.
Sin embargo, no se entiende cómo desde el Palacio de Liévano López ha estructurado un minucioso aparato de propaganda que pareciera estar enfocado en promover, a través de un desafío permanente a las decisiones del Gobierno Nacional, una futura candidatura presidencial de la hoy Alcaldesa.
¿Qué necesidad había, por ejemplo, de convocar a una rueda de prensa para hablar acerca de las acciones tomadas frente al coronavirus a la misma hora que el Presidente le informa al País las medidas que ha tomado el Gobierno para mitigar los efectos de la pandemia?
Absolutamente ninguna, de la misma manera que fue completamente imprudente e irresponsable anunciar a los cuatro vientos que la cuarentena debía extenderse hasta mediados de junio. Esa decisión recae exclusivamente en el Gobierno Nacional y poco o nada ayuda sembrar un pánico colectivo en la población con tal de ganarse los titulares de los medios de comunicación.
Además, el show que López montó en torno a la atención a los migrantes venezolanos en Bogotá es sencillamente vergonzoso. El Gobierno Nacional terminó siendo el malo del paseo por no acceder inmediatamente a las peticiones de la Alcaldesa, quien convenientemente se olvida del hecho que el Presidente no puede prometer irresponsablemente recursos donde no los hay, más aún cuando los efectos de la crisis no se limitan a la capital.
Por eso, Claudia López debe entender de una buena vez que ella es la Alcaldesa y no el Presidente de la República. Le guste o no, el orden público, incluidas las medidas para contener la pandemia, es competencia exclusiva del primer mandatario y los Alcaldes y Gobernadores deben acatar con suma obediencia las instrucciones que emita el Jefe de Estado.
Es el Gobierno Nacional, y no el Distrital, quien está en la obligación de responder a las necesidades de todo el País y tomar las decisiones económicas y sociales para hacerle frente a la crisis. Establecer un gobierno paralelo desde el despacho de la Alcaldesa de Bogotá que cuestione y ponga en duda las medidas del Presidente solamente evidencia que su insaciable ego prefiere fragmentar la necesaria unidad en estos momentos de crisis con tal de perseguir sus ambiciones personales.
Publicado: abril 8 de 2020
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