Hace unos días recibí una llamada de una familiar de 70 años que debía viajar de la costa hasta Bogotá para unos controles médicos y estaba decidido cancelarlo por el temor al Coronavirus y su enfermedad respiratoria el Covid-19. Mientras la tranquilizaba (80% pasan asintomáticos, solo uno de cada 6 enfermos puede tener complicaciones graves) y le recomendaba que cumpliera su cita médica recordé los últimos datos de la epidemia: 105 mil contagiados, cerca de 3 mil quinientos muertos y una tasa de mortalidad del 2.4 %. Estas cifras alarman con razón al ciudadano común y corriente y le empujan decisiones precipitadas que no tienen mayor evidencia médica.
El virus es como una guanábana; tiene en su superficie unas protuberancias como púas. Estas espinas le facilitan pegarse a la nariz o a las células del pulmón causando diversos grados de enfermedad respiratoria: de resfriado a neumonía. Identificar la población de riesgo es clave. Los extremos de la vida, con un sistema inmunológico no maduro o ya gastado son los más sensibles. Los niños y los mayores de 60 años son estos grupos de alta susceptibilidad. En los mayores más si tienen asociadas otras morbilidades como diabetes, hipertensos, tabaquismo. Además, si están en el espectro de los pacientes con inmunosupresión (tratamiento de enfermedades como Cáncer, SIDA etc.)
“Llevo muchos tapabocas” me confesó. La prevención del contagio son las medidas de higiene básica que todos, ajeno a la epidemia, debemos usar como rutina en nuestro comportamiento. Lavado de manos con agua y jabón muchas veces al día, (neutraliza al virus) en un 50%. La educación al toser, colocar un pañuelo o en caso que no de tiempo usar la manga de la camisa. No fumigar al vecino pues la extensión del virus se hace por las gotitas que se expelen al toser. Los tapabocas le decía a mi familiar no son tan efectivos para evitar el contagio (10%) pero si en caso que usted presente un resfriado son útiles para evitar contaminar otras personas. Si no tiene las manos limpias o recién lavadas, evite tocarse la cara para que la superficie de la mano sea la puerta de entrada. Acostumbre eliminar el pañuelo usado.
Le advertí los síntomas, se parecen a un resfriado. Fiebre, dolor en los huesos, tos y malestar general. Acudir a consulta médica si nota dificultad para respirar y el profesional de salud determinara la pertinencia de realizar exámenes serológicos que son los que determinan si tiene el virus. Evitar acudir a eventos multitudinarios y apaciguar la efusividad del saludo a los familiares para que las manos o el beso no se conviertan en transmisores de la enfermedad. Pase por alto si le comentan que lo notan frio o distante (prudente separación social). No cometer la ligereza de tomarse el antibiótico recomendado por la vecina o aplicarse el suero de las defensas del curandero. Esto no funciona. En cambio, la vacuna de la influenza si ayuda a disminuir afecciones respiratorias concomitante.
Para evitar que el “virus corone” mas individuos le recordé normas de higiene elemental, el auto confinamiento para ayudar en las medidas de contención e identificar la población vulnerable y grupos de riesgo.
Controlar las epidemias exige sensatez y serenidad, seguir las orientaciones del grupo de salud y convertirnos en difusores y ejecutores de las campañas de prevención. El mejor anticuerpo para el coronavirus es la prevención que da la información.
Limpiar las superficies sospechosas con un desinfectante común es efectivo ya que el virus puede permanecer algunas horas en esa área de contacto. Esta emergencia sanitaria, donde ya se reportan tres casos en Colombia, mostrara la eficacia de los protocolos de salud publica y la madurez de la población en su contención. Con pulcritud y disciplina en las normas de higiene lo lograremos.
Publicado: marzo 12 de 2020
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