Surgieron unos trinos desde la cuenta del portal La Silla Vacía que han despertado una gran molestia entre las personas que aparecen mencionadas en los mismos.
El periodista Julián Huertas, del portal que se financia con dineros de fundaciones que pertenecen a George Soros, tiene en la mira la nómina de empleados y contratistas de la Contraloría General de la República.
En vez de hacer una investigación periodística rigurosa, que parta de indicios fuertes que evidencien algún tipo de comportamiento clientelista por parte del Contralor, Felipe Córdoba, el periodista Huertas incurrió en una práctica que produce físico asco: publicó en Twitter los nombres de más de 150 personas y, como si se tratara de delincuentes sobre los que pesa requerimientos, les solicitó a los más de 1.2 millones de seguidores que tiene la cuenta de ese portal que “si tienen algún dato relevante de las personas que salen en este #hilo, cuéntenos por mensaje directo o enviando un correo (…). Aquí van los nombres…”.
Es evidente que la intención de La Silla Vacía, es la de construir una base de datos, lo cual es contrario a las leyes de la República. La corte constitucional, ha dicho claramente que el derecho al habeas data o autodeterminación, es transgredido cuando la información en una base de datos es recogida de forma ilegal o contenga datos erróneos. Y el trino en cuestión, solicitando información privada de personas, va en contravía de los preceptos del máximo tribunal constitucional de nuestro país.
La publicación del listado de funcionarios, al que La Silla Vacía tuvo acceso gracias a un derecho de petición, es prueba del abuso del periodismo para desatar persecuciones, que además de poner en tela de juicio la honorabilidad del Contralor, tiende un inaceptable manto de duda sobre los trabajadores de la entidad.
¿Dónde queda el rigor periodístico con esa “línea caliente” que ha abierto La Silla Vacía en contra de los funcionarios de la Contraloría General de la República? Cualquier sujeto, por simple malquerencia puede inventar una historia, a la que seguramente ese portal le otorgará la credibilidad debida.
Uno de los primeros derechos fundamentales incluidos en la Constitución es el de la intimidad y el buen nombre. Es injustificable entonces la cacería de brujas desatada por el periodista Huertas, de La Silla Vacía. El sentido común indica que si él tiene datos concretos sobre un empleado en particular, respecto de una posible vinculación irregular suya con un congresista o un magistrado de alta corte, la indagación debe realizarse individualmente, sin llevarse por delante a un listado alfabético de ciudadanos que están trabajando en el organismo de control más importante del país.
Los derechos a la libertad de expresión y libertad de prensa no son absolutos. Uno de sus límites está, precisamente, en las libertades personales, como el derecho a la intimidad de las personas.
El listado publicado por La Silla Vacía expone de manera desproporcionada a los funcionarios, dando a entender que su designación fue fruto de la comisión de un delito. A primera vista, la transgresión al código penal corrió por cuenta del periodista Huertas, quien seguramente será denunciado por calumnia e injuria agravadas.
Un abogado constitucionalista de la universidad Sergio Arboleda, le aseguró a este portal que “es claro que la solicitud expresa que hace el portal, viola la garantía constitucional al habeas data, en conexidad con los derechos fundamentales al buen nombre, honra y presunción de inocencia establecida en el principio constitucional al debido proceso. La información que se pretende recaudar a través de informaciones obtenidas por redes sociales, violentará y agredirá los datos personales de quienes hacen parte de ese listado”.
La lesión al buen nombre de quienes fueron incluidos en la lista es enorme. Su dignidad ha quedado mancillada para siempre y sus datos personales expuestos de forma inaudita. Si ese tipo de «periodismo» hace carrera, no habrá ningún colombiano que esté a salvo, pues bastará con tirar su nombre al circo romano de las redes sociales y pedirle a la barahúnda que se cebe sobre el indefenso ciudadano.
LOS IRREVERENTES confirmaron con una alta fuente de la Contraloría, que esa entidad tiene unos protocolos muy estrictos para la vinculación de personal. Las hojas de vida de los aspirantes a ocupar cargos directivos, son publicadas para efectos de cumplir con los estándares de transparencia establecidos en el país. Igualmente, no hay un solo funcionario que no llene los requisitos de legalidad, experiencia e idoneidad contemplados en el reglamento de la misma.
Publicado: marzo 5 de 2020
4
3.5
4.5
5