La Real Academia Española de la Lengua define JUSTICIA como principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene.
Bajo esta definición, lo que hace la JEP no puede estar más alejado de la justicia. Ya con el caso del narcotraficante Jesús Santrich atrapado «in flagranti» y solicitado en extradición, la JEP hizo todo lo que pudo para defenderlo y evitar que enfrentara a la justicia en USA. Con el paquidérmico proceso que los magistrados de la JEP se inventaron para torpedear la administración de justicia sumado a la realidad fantástica de los magistrados de la CSJ lograron que Santrich se burlara de todos los colombianos.
Ahora tenemos el caso de la Matahari de las FARC. Los magistrados de la JEP decidieron que hay atentados terroristas válidos. La conocida como Matahari de las FARC, Marilú Ramírez, se infiltró en el Ejército para planear y realizar el atentado a la Escuela Superior de Guerra en el 2006 que dejó, milagrosamente, solo 14 militares y 9 civiles heridos y daños estructurales. La JEP la amnistió después de que ella admitiera su culpa y pidiera disculpas a los afectados. A cambio, debe continuar colaborando con la justicia, contribuyendo a la reparación y aportando verdad plena.
Pero es que la JEP no solo amnistió a la terrorista Matahari, además decidió que este fue “un ataque militar válido conforme al Derecho Internacional Humanitario”, y basándose en esta aberración, determinaron que los militares heridos en el ataque “no ostentan la calidad de víctimas”.
La JEP no está aplicando justicia en este caso pues no solo son extremadamente caritativos con una terrorista, sino que además afectan a las víctimas de esta. Para poner en contexto debemos recordar que la Escuela Superior de Guerra no es una base militar sino una entidad supervisada por el ministerio de educación. Es un bien protegido por el DIH. El mismo derecho que la JEP dice haber usado como base para amnistiar a la terrorista. También es bueno señalar que un carro-bomba es un medio de guerra prohibido por el DIH pues no se distingue a quien se puede matar. Entonces hay dos violaciones del DIH que la JEP deliberadamente ignora.
Al igual que con los casos de pederastia denunciados por la Corporación Rosa Blanca, la JEP abraza a los victimarios mientras ignoran a las víctimas.
Si la JEP continúa existiendo, al menos deberían cambiarle el nombre. La JEP no está trayendo justicia. Más apropiado sería llamarla Impunidad Especial de Paz.
Publicado: marzo 9 de 2020
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