Vivimos tiempos difíciles. El Covid-19 no es un juego. El Coronavirus es el mayor reto que ha asumido la humanidad en décadas. La misma Angela Merkel afirmó hace unos días que esta pandemia es el mayor desafío para la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que como colombianos debemos estar preparados para enfrentar este virus haciendo uso de dos elementos esenciales: la obediencia civil y la solidaridad con los más necesitados.
Esta batalla contra un enemigo invisible, contrario a otras grandes luchas que hemos librado, nos exige resguardarnos en casa, aprovechar de la mejor manera nuestros recursos y actuar solidariamente para ponernos en los zapatos de otros que requieren decididamente nuestro apoyo. Debemos propender por conservar nuestros dos bienes más preciados: la salud y la vida. El correcto uso de tapabocas, evitar contacto físico y cuidar a las personas con afecciones previas de salud, a nuestros abuelos, y a los niños, debe ser un imperativo moral en cada una de nuestras acciones.
Los 19 días de confinamiento deben estar rodeados de garantías para las personas que estaremos en cuarentena. La primera garantía no es otra que asegurar el abastecimiento de bienes y servicios de primera necesidad. La comida, los elementos de salubridad y los servicios públicos de agua, energía, internet y limpieza, deben ser protegidos, garantizados y sostenidos durante el tiempo de cese de actividades.
En esta línea debe prohibirse la cancelación de servicios públicos durante estos días por falta de pago. Los alimentos no pueden dejar de abastecer los anaqueles del comercio, y no podemos caer en el juego del pánico colectivo de abastecernos los más privilegiados por encima de los que no cuentan con recursos económicos para hacerlo.
Me desvela la situación de las personas más necesitadas: las familias de escasos recursos, las personas que viven en la indigencia, quienes no tienen un techo, los ancianos que viven lejos de sus familias. Son tantas y tantas las personas menos favorecidas a las que tenemos que tenderles una mano en tiempos de cuarentena. Debemos apadrinar una familia, que los gobiernos locales piensen en cómo brindarle un techo, así sea momentáneo, a los que viven en las calles y abrir líneas de atención prioritaria a los más necesitados. Las personas cesantes, los trabajadores del día a día, quienes viven y sobreviven del rebusque deben ser protegidos por el Estado. No podemos iniciar una cuarentena de 19 días sin tener estos temas claros.
Lo cierto es que debemos PARARLE-BOLAS a cómo queremos ser recordados una vez derrotemos al Coronavirus, o mejor, debemos pararle bolas a si verdaderamente tenemos el corazón para hacerlo en equipo. Sin nuestra empatía y solidaridad será imposible vencer en esta causa. No podemos quedarnos tranquilos en nuestras casas con privilegios, acaparando y dejando desprovisto a otras tantas personas de los medios para cubrir sus necesidades básicas. Debemos enfrentar esto con todo el temple y el amor propio, con autocuidado e instinto de preservación, pero también con solidaridad, con amor al prójimo, con patriotismo y con la firme intención de que cuando esto acabe después de 19 días, podamos vernos las caras y ver en el otro un reflejo de orgullo y agradecimiento mutuo. De ésta saldremos fortalecidos como colombianos y como seres humanos. ¡Adelante!
Prorroga: Quisiera darle las gracias a todos y cada uno de los profesionales en la salud que están poniendo su vida en riesgo para cuidarnos a todos los Colombianos. Su labor es invaluable, su temple y su humanidad son indescriptibles. Gracias. Mil y mil.
Post-partido: Recordemos que mañana inicia la cuarentena, pero que esto no es una invitación para volcarnos a las calles a comprar víveres. Lo podrán hacer con total normalidad en el transcurso de este periodo. No acaparemos, no vayamos todos a afuera, es darle vida al coronavirus, y restarnos capacidad de contención de la enfermedad.
Publicado: marzo 24 de 2020