Oportuna y necesaria la propuesta lanzada por el presidente Uribe, luego de que se conociera la ponencia del magistrado Alejandro Linares, con la que se intenta permitir que las mujeres puedan abortar libremente en nuestro país.
Desde su cuenta de Twitter, el exmandatario y senador planteó que “debemos prepararnos para un referendo contra la laxitud en el aborto, en qué queda el respeto a la vida!”.
Hay vida desde el mismo instante de a concepción, y es deber del Estado proteger a todos los ciudadanos, especialmente a los niños, sobre todo a aquellos que se encuentran en el vientre de sus madres.
La Constitución de Colombia no permite el aborto. Al contrario, es clara al prohibir la pena de muerte. No obstante, desde hace algunos años, a través de una sentencia la corte constitucional, que debe servir como guardiana de la Carta, abrió la puerta para que en 3 casos -violación, malformación del feto y riesgo para la madre-, se puedan practicar abortos, decisión que ha sido duramente cuestionada por los defensores de la vida.
Un tema tan sensible como el del aborto, no puede, ni mucho menos, ser decidido por 9 magistrados -la mayoría de ellos puestos por el régimen de Santos-, que no representan a absolutamente nadie.
Por eso, la iniciativa de Uribe respecto de convocar un referendo para que el pueblo soberano sea el que tenga la última palabra en el asunto del aborto, además de prudente, es pertinente. La nueva ministra del Interior, Alicia Arango, tiene ante si un gran desafío para apoyar la propuesta y permitir que, en el término de la distancia, los colombianos sean llamados a las urnas para que digan si quieren o no que nuestro país se convierta en un territorio en el que impunemente puede acabarse con la vida de los niños que aún no han nacido.
El presidente Duque, no se quedó atrás en el debate, al declararse como un “próvida” y lanzó una advertencia al decir que “… salirse de esas tres causales [violación, riesgo para la madre y malformación del feto] que son claras, me parece que es un cambio muy fuerte para la sociedad colombiana.
La propuesta del presidente Uribe, tiene antecedentes en otros países del continente. En el año 2013, en Uruguay se intentó convocar a un referendo para derogar la ley que habilita el aborto. Por falta de votos, no pudo cruzarse el umbra -del 25%-, razón por la que la consulta no prosperó.
En Argentina, se ha vivido un intenso debate respecto de la legalización del aborto. Habida cuenta de que esa práctica está tipificada en el código penal, las consultas populares no proceden cuando se trata de asuntos relacionados con temas penales. Pero distintas voces, han insistido en que, dada la trascendencia del asunto, es perentorio que se le dé la oportunidad al pueblo para que se pronuncie.
En mayo del año antepasado, en Irlanda se llevó a cabo un referéndum en el que el 66% de los electores votó a favor de reformar la constitución de ese país para efectos de permitir el aborto.
Así que aquellos que descalifican la propuesta del presidente Uribe, deben saber que en la democracia moderna, el pueblo no es un convidado de piedra. En los asuntos de relevancia, los ciudadanos deben ejercer su condición de depositarios de la soberanía. Los grandes asuntos de las naciones, deben ser decididos por el constituyente primario y no por unos pocos magistrados que no son los representantes del pueblo.
Publicado: febrero 19 de 2020
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