No cesan los ataques arteros contra los militantes del Centro Democrático, partido que no cuenta con grandes medios de comunicación y que se ha valido de las redes sociales para difundir sus propuestas y dar debates sobre distintos aspectos que afectan a nuestra sociedad.
La característica general de los seguidores del presidente Uribe es, precisamente, la disciplina.
Como en todas las corrientes políticas, en el uribismo hay organización y los militantes de la base, gracias a los desarrollos tecnológicos, cuentan con las herramientas suficientes para estar interconectados.
En las últimas horas, se ha conocido un informe de un grupo denominado “La liga contra el Silencio”, organización que se define como “una alianza de periodistas y medios de comunicación que combate la censura en Colombia”.
El documento puesto a circular en las redes sociales, lleva el título de En las entrañas de una “bodeguita” uribista, y se trata sobre una supuesta organización de seguidores del presidente Uribe dedicada a desprestigiar “medios de comunicación, periodistas y adversarios de manera organizada”.
El sustento de la nota es un chat al que la “liga” tuvo acceso. Primeros interrogantes ¿Cómo accedió la “Liga” a esa información? ¿A través de una interceptación ilegal?
En el artículo, se parte de una hipótesis peregrina, insinuando que el grupo de personas que integran ese chat se concierta para hacerle daño moral a terceros, cuando los hechos demuestran que los uribistas, desde siempre, han utilizado las redes sociales para defender posiciones, difundir ideas y, sobre todo, desmentir las falacias que difunden sectores de la izquierda de nuestro país. Nunca para hacer ruindades.
El consejero presidencial, Víctor Muñoz, uno de los participantes de ese chat es, sin duda, uno de los funcionarios más valiosos del gobierno nacional. No existe indicio ninguno que permita inferir que él dio lineamientos o hizo sugerencias de “guerra sucia” contra absolutamente nadie.
De hecho, el artículo sobre la tal “bodeguita”, además de estar cargado de imprecisiones y falacias, desconoce un hecho cierto e incontrovertible: los seguidores del uribismo que se involucran en los debates en redes sociales, lo hacen por convicción, sin que medie pago o prebenda de ningún tipo.
No es la primera ni será la última vez que el uribismo sea objeto de ese tipo de ataques que en vez de amilanar, aumentan el ánimo de los militantes del Centro Democrático, que con más ahínco seguirán afianzando su presencia en las redes sociales.
Pero aquello no debe desviar la atención de lo fundamental y es el hecho de que una “liga” hechiza y sin mayor trayectoria haya interceptado ilegalmente una comunicación privada. Urge que la fiscalía general de la nación tome cartas en el asunto, pues no es admisible que una organización que alega ser defensora de la libertad de expresión, robe información privada o, lo que sería peor, practique chuzadas a los militantes de un partido político de nuestra democracia.
Publicado: febrero 7 de 2020
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