Ridículo, por decir lo menos, que el viaje que hiciera la primera dama María Juliana Ruíz con sus
tres pequeños hijos a la ciudad de Armenia en el avión FAC 0002, para encontrarse con el presidente Iván Duque, quien por asuntos de su agenda de trabajo se encontraba en esa ciudad y haber aprovechado para celebrarle en el Parque Panaca, el cumpleaños a su hija Eloísa, desatara un escándalo como el que armaron los grandes medios de comunicación nacional, porque en el avión viajaron también, cuatro amiguitos de la agasajada y tres de sus respectivas madres.
Pusieron el grito en el cielo por el “mal uso” que la familia presidencial hizo del avión, a sabiendas de que el transporte de los pequeños invitados y sus madres no generó ningún costo adicional, y de que no se cometió ninguna irregularidad porque ese es el medio de transporte asignado para los desplazamientos de la familia del presidente, máxime, tratándose de un individuo tan amenazado y en un país tan inseguro como este, donde la paz que nos dejó el del Nobel, no figura sino en el diploma del premio que le “dieron”.
Por fortuna, ya hubo pronunciamiento de la Procuraduría en el que dice que: “Por la doctrina que ha habido en el Ministerio Público, aquí no hay un ilícito disciplinario y no lo hay porque hay un bien mayor que es la seguridad de la familia del jefe de Estado”.
Lo que llama profundamente la atención es que quienes hoy se rasgan las vestiduras por el supuesto mal comportamiento del presidente y su señora, son los mismos que durante los ocho años del gobierno más despilfarrador y ostentoso que hemos padecido, jamás dijeron nada y muchos de ellos, participaron sin ningún pudor (léase “lagartearon”), de los excesos que esa “familia real criolla” cometía permanentemente.
Bueno fuera poder conseguir la información (rutas, costos, listas de pasajeros, etc.) sobre todos los desplazamientos que los diferentes aviones que estuvieron a su servicio, hicieron para cada uno de los miembros de esa exótica estirpe.
¿Cuándo un escándalo como este porque el del Nobel comprara avión de más de 20 millones de
dólares para que la primera Dama pudiera desplazarse libre y cómodamente?
Tampoco, cuando salían a la luz pública los onerosos gastos en los que incurrían al poner ese
toque de elegancia y distinción que supuestamente los caracterizaba, pero que salía del bolsillo
de los contribuyentes, como las cortinas de 602 millones, o las lujosas cajas de almendras de 15
millones, o los caprichosos cambios de vajillas, etc. se suscitaron alborotos parecidos, como
para que ahora que tenemos un hombre austero, honrado y discreto, que prefirió continuar con
su vida de hogar en su propio domicilio hasta que por motivos de seguridad se vio obligado a
dejarlo, que desde el primer día trazó claras directrices de austeridad en el gasto público,
vengan a hacerle la vida imposible por una nimiedad.
Esto, como decimos por aquí, no es más que: ¡gadejo!
Publicado: febrero 15 de 2020
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