“El que se cansa pierde” es una de las consignas de las protestas protagonizadas por el pueblo oprimido por el régimen chavista. Todo parece indicar que el pueblo venezolano perdió porque se cansó y es que nada cansa más que ver como la luz de la esperanza se desdibuja detrás de una serie de decisiones desafortunadas por parte de las personas en las que depositaron toda su fe que creen que se puede jugar a la democracia con una caterva de criminales internacionales que han saqueado al país.
La peor decisión que tomó la oposición fue al haber dejado pasar el cuarto de hora en el que los Estados Unidos le puso el ojo al régimen. El presidente encargado, Juán Guaidó, o uno de los dos, porque el chavista disfrazado de opositor Luis Parra también se declaró presidente de la Asamblea, rechazó de plano el uso de la fuerza que es la única forma viable de sacar a ese régimen criminal. Aunque Maduro pide a gritos un dron, dudo que se hubiese tenido que gastarse uno porque ante el mero temor de tener que enfrentarse a un ejército al que Trump le ha invertido 3.5 trillones de dólares, Maduro, Delcy y Diosdado, escoltados por Padrino, se hubiesen ido nadando a Cuba para abandonar el barco como las ratas que son. Si tan solo el presidente Guaidó se hubiese quedado callado y le hubiese guiñado el ojo a Trump cada vez que afirmaba que todas las opciones estaban sobre la mesa, hoy no estarían bajo el yugo de ese mal espectáculo novelesco llamado Crisis en Venezuela.
No contentos con ese error garrafal, la oposición decidió sentarse a dialogar con Maduro. Todo el esfuerzo de poner a la comunidad internacional en alerta sobre las graves violaciones de los derechos human se vino al suelo porque es imposible conciliar que se hable sobre un régimen asesino y a la vez se sienten a negociar con ellos. Si la idea era dialogar para abrirle el camino institucional a la salida democrática del régimen a sabiendas de que no han perdido ni una elección desde 1998 (con o sin fraude) la oposición venezolana es, en el mejor de los casos, preocupantemente cándida.
Para terminar de rematar, durante todo ese tiempo perdido el panorama geopolítico en Latinoamérica cambió. Se perdieron a tres grandes aliados porque Argentina volvió a caer en las garras del Kirchnerismo, léase chavismo, Chile está ocupado tratando de apagar el incendio que prendieron sus jóvenes y que alimenta el oxígeno de las brisas bolivarianas y Méjico está embelesado con el socialista AMLO. En una situación tan crítica como la venezolana todas las voces cuentan sobretodo cuando son las del vecindario. A propósito de eso el nuevo gobierno argentino ya mandó a empacar a la embajadora de Guaidó porque no lo reconocen como presidente legítimo. Qué tristeza, cuánto terreno perdido.
Si todo esto no fuera poco, la comunidad internacional ha perdido el interés en la situación de Venezuela porque la novela, como la de Elif, se alargó y los mismos venezolanos están pendientes de cosas más urgentes como comer y conseguir gasolina. Ni siquiera la imagen heróica de Guaidó tratando de saltar una peligrosísima reja puntiaguda mientras la policia chavista trataba de impedirle el ingreso al recinto de la Asamblea Nacional ha logrado despertar el fervor del pueblo venezolano. Y es a ese pueblo al que les toca volver a apelar para tener la posibilidad de despertar de la pesadilla. Se entiende que el pueblo se haya cansado. Los más enérgicos opositores, es decir esos 4.5 millones de venezolanos que han dejado su país están pasando de ser exiliados para convertirse en inmigrantes. La mayoría está perdiendo el sabor de regresar a su tierra porque es mejor construir una vida en países que les ofrecen oportunidades que regresar a enfrentarse no solo al régimen sino a los demenciales comunistas que se contentan con mendigar perniles de navidad.
El régimen anunció que este año se adelantarán las elecciones para la Asamblea Nacional, y es en ese momento en que asestará el golpe final. Si Maduro & Criminales Asociados tienen éxito, los dejará atornillados al poder como la dictadura cubana. Lo más probable es que esas elecciones serán en el primer semestre de este año. La oposición que en realidad está dividida porque trece de ellos le recibieron el dinero a Maduro para volteársele a Guaidó, se presentarán a las elecciones a cambio de alguna prebenda porque eso legitimará esas elecciones. El régimen va a ganar porque tienen a una tal Tibisay y saldrán al mundo a decirle que en Venezuela reina la democracia y que se debe reconocer de nuevo a Maduro como presidente.
Antes de que suceda todo lo que sabemos va a suceder Guaidó tiene que viajar a los Estados Unidos, reunirse con el presidente Trump y guiñarle el ojo mientras este último vuelve a poner todas las opciones sobre la mesa. Por el bien de su país y del resto de Sur América que se está viendo afectada por ese cáncer llamado Socialismo del Siglo XXI.
Publicado: enero 10 de 2020
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