El connotado Paro Nacional del año pasado no dejó otra cosa distinta a daños por doquier. Más de 340 policías sufrieron heridas buscando controlar las manifestaciones, al tiempo que el comercio perdió cerca de 150 mil millones de pesos diarios y más de 23 estaciones y 320 buses de Transmilenio fueron gravemente vandalizados.
En concreto, las marchas y el vandalismo no lograron nada. No se modificó un solo decreto, tampoco se alteraron los proyectos de ley que hacían trámite en el Congreso y mucho menos se realizaron cambios en el modelo de País que defiende el Gobierno.
¿Fue esto por culpa del Presidente?… En lo absoluto.
Las pretensiones de los promotores del Paro llegaron al límite de lo absurdo. Lo que inicialmente nació como una expresión de descontento frente al Gobierno terminó convertido en un pliego de más de 134 peticiones que van desde la re-estatización del 100% del componente accionario de Ecopetrol hasta la salida de Colombia de la OCDE y el cambio de la doctrina militar.
Es decir, las cabezas de las manifestaciones, que son los sindicatos de siempre que con sus actuaciones se han convertido en talanqueras para el desarrollo, pretenden que por las vías de hecho se impongan los cambios institucionales que nunca han recibido el apoyo mayoritario en las urnas. Ante esto, la respuesta del Gobierno debe ser muy sencilla:
Si quieren cambiar el modelo económico: ganen las elecciones.
Si quieren cambiar la doctrina militar: ganen las elecciones.
Si quieren cambiar el sistema educativo: ganen las elecciones.
Si quieren cambiar el sistema financiero: ganen las elecciones.
En efecto, la administración Duque no tiene absolutamente nada que acordar con los promotores del Paro de cara a una nueva ola de manifestaciones que se pretenden materializar en enero. Como se ha repetido hasta la saciedad: negociar en medio de las manifestaciones, antes que apagarlas, termina enardeciendo la llamarada, dado que el mensaje que se manda a la sociedad es que entre más agresivos sean los bloqueos, más rápido saldrá el Gobierno a acceder a las pretensiones.
Por el contrario, el Presidente y su gabinete deben enfocarse en implementar el programa de Gobierno con que se ganó la Presidencia en 2018 y cuyos resultados ya se están viendo. Colombia es uno de los dos Países en la región que mayor crecimiento económico tienen en la actualidad, la inversión extranjera directa en 2019 aumentó un 19.2% y el incremento en los cultivos de coca se detuvo por primera vez en 7 años.
Queda mucho por hacer, pero el accionar institucional no se puede ver chantajeado por manifestaciones infundadas que buscan la desestabilización antes que verdaderos cambios. Si el vandalismo se toma las protestas el Estado debe actuar con toda la autoridad para contrarrestar las agresiones y mantener el orden público.
Publicado: enero 22 de 2020
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