El plan era, literalmente, tumbar al presidente Iván Duque. A eso le estaban apostando Petro y sus secuaces, que irresponsablemente intentaron incendiar al país. Para ellos, su “día D” era el 21 de noviembre. En Cali y Bogotá, lograron caldear los ánimos, al extremo de obligar el decreto de toque de queda, para efectos de reestablecer el orden público.
El proyecto consistía en importar a Colombia la pesadilla que padece el pueblo chileno, pero evidentemente fracasaron en el intento.
El paso de los días, ha servido para que la revuelta estimulada por la extrema izquierda, observe un proceso acelerado de marchitamiento.
Las marchas recientes, han sido eventos marginales, con poca participación. Nunca, Petro logró movilizar a más de 150 o 200 mil personas. Las lánguidas escenas de esta semana, seguramente catalizaron la depresión en los revoltosos que apostaron sus restos a favor de quienes intentaron defenestrar al gobierno democrático de Iván Duque.
Su desespero, los ha llevado a buscar el apoyo de los artistas, creyendo que sus admiradores seguirán sus pasos y se sumarán al zafarrancho.
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Llega la Navidad, época en la que la gente se concentra en asuntos verdaderamente relevantes y no en manifestaciones insulsas y sin sentido. Aquello, ayudará a que el paro siga su imparable carrera hacia el fenecimiento.
Ahora bien. La voluntad del gobierno nacional para oír las inquietudes e identificar las mejores alternativas de solución, ha sido absoluta. Merece todo el reconocimiento la rigurosidad y seriedad que el presidente Duque, su jefe de Gabinete María Paula Correay asesores más cercanos le han asignado a ese asunto.
Pero los revoltosos están en otros menesteres. La primera demanda, que resulta inadmisible, es el desmonte del ESMAD, fuerza profesional, muy capacitada y sabiamente dirigida, que bajo ninguna circunstancia desaparecerá.
Es evidente que a los delincuentes, les estorbe la Fuerza Pública. Así como los narcotraficantes le temen a la fumigación aérea de los cultivos ilícitos, la angustia embarga a los revoltosos cuando se encuentran con un destacamento del ESMAD, fuerza que les impide perfeccionar los delitos que planean cometer.
Al final del día, lo que se vio no fue una protesta motivada por demandas legítimas, sino una revuelta estimulada por las denominadas “viudas del terrorismo” y los extremistas que no pudieron digerir el resultado de las elecciones presidenciales de 2018, en las que Petro fue ejemplarmente derrotado.
Pro también, esas marchas fueron utilizadas por todos aquellos que durante el gobierno anterior fueron vulgarmente favorecidos con el dinero público, como es el caso de la cantante de música popular, conocida como “Adriana Lucía”.
Claro que hay muchos asuntos que deben ser corregidos. No son pocos los desafíos que tienen el presidente Duque y sus ministros. Gobernar es eso: administrar problemas, sortear dificultades, atender demandas ciudadanas, poner en marcha proyectos visionarios y, sobre todo, oír a la gente. Y si algo ha caracterizado al gobierno de Duque es, precisamente, que no ha perdido tiempo en asuntos accesorios, porque sabe que el tiempo es corto y las tareas muy largas.
Publicados: diciembre 6 de 2019
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