No hay derecho a la infamia desatada en contra de la jefe de gabinete de la presidencia de la República, María Paula Correa, una funcionaria que se ha convertido en uno de los pivotes más importantes del gobierno de Iván Duque.
En la noche del 29 de noviembre, empezó a expandirse una tendencia en las redes sociales, que tuvo un primer antecedente el 22 de ese mes.
Todo empezó a gestarse desde una cuenta de Twitter a nombre de @nosoyjoselito_ que pertenece a José Rafael Vergara Arroyo, un estudiante de Montería y que utiliza el alias de “Joselo Funesto”.
Ese sujeto, que es un activo seguidor de Gustavo Petro y duro crítico del presidente Duque, desató la oleada de ataques denigrantes, promoviendo el hashtag #LaMozaDeDuque y señalando a la doctora Correa.
A Vergara Arroyo se sumaron otras personas, todas afines a la extrema izquierda, como la profesora de ciencias sociales, egresada de la universidad Pedagógica, Karina Díaz Rubio. En cuestión de minutos, se activaron decenas de perfiles -todos con una serie de puntos coincidentes: su respaldo al paro, a Gustavo Petro y su odio al gobierno nacional.
Esa es la denominada “bodega”, que tantas veces se ha denunciado y tiene una gran capacidad para hostigar, constreñir, calumniar y acosar a través de las redes sociales, a quien se atreva a criticar o contradecir a la extrema izquierda.
Al hacer una revisión rápida de la situación, se descubre que cerca de 500 cuentas de Twitter, muchas de ellas pertenecientes a perfiles reales, se sumaron a esa burda oleada con la que evidentemente se busca minar moralmente a una de las personas más importantes del gobierno nacional.
Petro, ese mismo que no tiene problema ninguno en recibir dinero de la mafia empacado en bolsas, es el responsable de la oleada de odios que se está desatando en Colombia. Se ha encargado de crispar los ánimos y de estimular acciones de violencia de todo tipo.
El sucio ataque contra María Paula Correa, además de afectar su dignidad, es una inaceptable agresión a todas las mujeres que con inteligencia, trabajo, esfuerzo y compromiso, se han abierto importantes espacios en la vida nacional.
Cuando parecían cosa del pasado, las estigmatizaciones y menosprecios a las mujeres vuelven a asomarse por cuenta del odio feroz que ha inoculado la dañina extrema izquierda, en el corazón de miles de colombianos.
Todo apunta a que la vulgar jugada sucia en contra de María Paula Correa tuvo su génesis en los cuarteles de seguidores de Gustavo Petro. Pero no se puede descartar ninguna hipótesis. Cualquiera que haya sido el instigador de esa sucia tendencia -de extrema izquierda o extrema derecha-, deberá ser identificado y sancionado ejemplarmente.
La política colombiana se ha degradado aceleradamente. Nuestra democracia, profundamente herida desde el momento en que Santos resolvió pactar con el terrorismo, ha perdido el lustre del que otrora se preciaba. La ordinariez, las ruindades, los ataques bajos, la vulgaridad y los insultos, desplazaron a los grandes debates ideológicos y doctrinarios, hasta llegar al punto en el que ahora nos encontramos, con un sector ideológico nacional, pisoteando el honor de una mujer intachable, como es la jefe de gabinete de la Presidencia.
Sea este sucio episodio, una oportunidad para entender que el país, bajo ninguna circunstancia, puede quedar algún día en las manos del cabecilla de esa horda de indigentes morales, capaz de hacer lo que sea para aplastar -física o moralmente- a sus opositores. Y, para que no haya dudas, la persona a la que se hace mención, es el antiguo miembro de la banda terrorista M-19, Gustavo Petro.
Publicado: diciembre 1 de 2019
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