Muy poco se había sabido del alevoso exsecretario de Transparencia de Santos, Camilo Enciso, ese mismo que en su momento urdió un complot con el propósito de vincular a los hijos del presidente Uribe, Tomás y Jerónimo, en actos de corrupción.
Efectivamente, Enciso que contrató a una pariente del entonces vicefiscal Jorge Fernando Perdomo en su oficina en la presidencia de la República, hizo toda suerte de maniobras con el propósito de lograr que un falso testigo declarara que los hijos de Uribe tenían negocios con James Arias, conocido como el “zar de la chatarra”.
Tan pronto estalló el escándalo de Odebrecht, desde su cargo como secretario de Transparencia, Enciso fue el primero en decir que Santos no tenía vinculo alguno con esa empresa. La fuerza de las evidencias se encargaron de desmentir su salida en falso. Pocas semanas después de esa insensatez, Enciso salió del gobierno y de inmediato montó una firma que “brinda asesoría del más alto nivel en diversos temas de buen gobierno, transparencia, prevención de corrupción, compliance y consultoría estratégica”.
El hombre “transparente”, creó un negocio maravilloso. Desde el gobierno, diseñó y puso en marcha una serie de parámetros de transparencia, para luego salir a vender asesorías a empresas obligadas a cumplir los requisitos que él mismo fijó.
Su firma sufrió un fracaso estrepitoso, razón por la que se vio obligado a crear, junto a su padre -el cuestionado economista Rafael Enciso- el denominado “Instituto Anticorrupción”, una entidad que se presenta como “una organización sin ánimo de lucro, dedicada a la investigación y análisis de las causas y efectos de la corrupción a nivel nacional e internacional”.
A través de este instituto, Enciso sigue haciendo de las suyas, ofreciendo servicios de asesoría a los sectores privado y público, para el cumplimiento de los estándares de transparencia que él inventó cuando estuvo en el gobierno de Santos.
Llama la atención que en la página del “Instituto Anticorrupción”, no se hagan públicas las fuentes de financiación, ni se presente una rendición de cuentas, ni mucho menos el origen de los fondos para pagar los salarios de las 12 personas que aparecen vinculadas con esa entidad.
Los antecedentes de Camilo Enciso, que en su momento fue despedido de una de las más prestigiosas firmas de abogados del país, luego de que se conociera que le exigió una gruesa suma de dinero a una secretaria a cambio de ayudarla a superar una dificultad por la que estaba atravesando, obligan a que se indague a fondo cuáles son las fuentes de financiación de su nueva aventura profesional, y si es verdad que detrás de ese negocio, que él presenta como un proyecto “sin ánimo de lucro”, está el polémico Iván Velásquez, célebre por fabricar procesos y embriagar testigos en sus investigaciones.
Publicado: diciembre 12 de 2019
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