Una tormenta en un vaso de agua

Una tormenta en un vaso de agua

La grabación ilegal de la conversación privada entre la entrante ministra de Relaciones Exteriores, Claudia Blum y el embajador en los Estados Unidos, Francisco Santos, ha sido presentada como algo escandaloso, cuando no tiene una sola afirmación que despierte la mínima sospecha.

El encuentro tuvo lugar la semana pasada en un salón reservado del hotel Mandarin de Washington, y tenía el propósito exclusivo de hacerle un panorama de la situación de la relación bilateral Colombia-Estados Unidos, a la nueva Canciller de la República. 

Los comentarios del embajador Santos respecto del exministro Trujillo, son puras valoraciones subjetivas, que no merecen comentario ninguno. Y su evaluación sobre la situación actual del Departamento de Estado, no es novedosa, ni sorprendente. 

Cualquier persona que esté medianamente enterada de la dinámica política estadounidense bajo la administración del presidente Donald Trump, sabe perfectamente que el mandatario se ha encargado de concentrar el manejo de la política exterior en la Casa Blanca y eso, en la práctica, se traduce en un debilitamiento del Departamento de Estado.

El propio señor Trump, se ha referido a su primer secretario de Estado, Rex Tillerson, en términos poco amigables. Hace algunas semanas, lo calificó de ser “dumb as a rock”, lo que significa que para el presidente de los Estados Unidos,su exfuncionario es una persona sin sentido común, un verdadero incompetente. 

Embajador Francisco Santos presentando credenciales ante el presidente Trump

En múltiples entrevistas, el embajador Francisco Santos ha dicho que su la conversación con la nueva canciller no se encontraba nadie más, lo que pone el asunto en un punto de extrema gravedad: ¿Quién estaba grabando al embajador de Colombia en los Estados Unidos? Ese es, sin duda, el verdadero problema. Preocupa que  las comunicaciones del máximo representante de nuestro país ante el gobierno norteamericano, estén siendo intervenidas ilegalmente. 

Corresponde aclarar ese asunto, en el término de la distancia, pues las explicaciones dadas por el embajador Santos sobre el contenido de su charla de trabajo con su futura jefe, son totalmente satisfactorias. 

Respecto de su relación con el excanciller y ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, urge que se establezcan los canales para limar asperezas y, por el bien de nuestro país, que ambos funcionarios puedan trabajar armónicamente, pues la valoración que Santos hizo de la gestión de Trujillo en el ministerio de Relaciones Exteriores es, a todas luces, injusta. 

Al oír una y otra vez la conversación en cuestión, se confirma que algunos medios de comunicación han desatado una tormenta en un vaso de agua, con el propósito de tumbar de su cargo al embajador en Washington y debilitar a la nueva ministra Claudia Blum, una mujer de altísimas calidades que hará una gestión maravillosa al frente de nuestra política exterior.

@IrreverentesCol

Publicado: noviembre 21 de 2019 

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