Sembrar caos, desorden, anarquía y deslegitimar nuestra democracia y sus principales instituciones, son sin duda los objetivos políticos de algunos sectores que convocan de manera irresponsable al paro del 21 de noviembre. Según varios promotores de la movilización, ellos marcharan contra lo que denominan el ‘paquetazo neoliberal de Duque’, que no es más que un manojo de especulaciones y desinformación con el que buscan manipular a la ciudadanía y agitar las masas en Colombia, aprovechando una tendencia social que vivimos en América Latina.
El tal paquetazo como lo han bautizado los sectores de izquierda habla de la lucha contra una reforma laboral inexistente, la inconformidad contra una reforma pensional donde se eliminarían beneficios, la cual también es falso, la supuesta reducción del salario mínimo en Colombia, ya desmentida por el gobierno nacional, y así podemos seguir revisando punto por punto, para darnos cuenta de que la convocatoria al paro responde a especulaciones y no a realidades en Colombia.
La realidad es que el paro responde a intereses políticos particulares que buscan beneficiarse de una movilización masiva que ponga en jaque nuestras instituciones. De esta manera es inexacto comparar ese llamado a la protestas con las las movilizaciones llevadas a cabo en Chile, Ecuador y Bolivia, que han respondido a acciones puntuales, distantes de la situación en nuestro país.
Sin embargo, si hay que reconocer que existen condiciones de fondo que como colombianos y desde diversas autoridades debemos empezar a estudiar, a fin de poder responder de manera correcta. El desgaste de la política, a todas luces una actividad desprestigiada en la actualidad, es un fenómeno que se extiende y se convierte en un caldo de cultivo para movimientos antisistema.
Como líderes políticos, es imperativo un cambio y una mayor comunicación con nuestras comunidades, donde se recojan sus preocupaciones diarias y se busque llegar a consensos que respondan a sus demandas. Si bien como lo afirmé previamente es un error comparar los movimientos de protesta que hoy se viven a lo largo y ancho del continente, el punto común nace de un descontento social generalizado, que como un volcán, ha permanecido dormido durante los últimos años, calentándose poco a poco y que hoy esta a punto de la erupción. Está en nuestras manos controlar esta situación, trabajando en los problemas de fondo y respuestas integrales. En Colombia, nuestra sociedad ha evolucionado y empieza a centrar sus discusiones en la consecución y protección de valores inmateriales, olvidando que algunos de nuestros ciudadanos aun no gozaban del goce de sus necesidades materiales, es aquí donde debemos llevar nuestra discusión el día de hoy.
Como autoridades es prioritario enfocar nuestros esfuerzos en la superación de la pobreza, el fortalecimiento del sistema de salud y pensiones, y por último y más importante, la generación de ingresos y oportunidades. Como país y como sociedad debemos luchar de manera unida a partir de un acuerdo sobre lo fundamental, como lo planteaba Álvaro Gómez, en el que Estado, el sector productivo, la ciudadanía, se movilice pero para proteger lo que hemos conseguido hasta hoy y por irrigar estos logros a lo largo y ancho de nuestro país.?
Debemos trabajar unidos por la reducción de la desigualdad y por el desarrollo social colombiano. Este es un tema que va mucho más allá de ideologías y en el que debemos concentrarnos como nación.
Paremosle-bolas a la coyuntura nacional, trabajemos por la construcción de una sociedad con más y mejores oportunidades y no permitamos que la bandera del caos sea aprovechada por el populismo que hoy antepone sus intereses particulares a los intereses de la nación. Colombianos somos todos, unámonos bajo una sola bandera que proteja el bienestar común alcanzado y camine, sin violencia, desorden y sin sacrificar las instituciones democráticas, hacia la equidad y mayores oportunidades.
Publicado: noviembre 11 de 2019
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