Roy Barreras, el corrupto Armando Benedetti, las Farc y demás sectores de la izquierda agresiva y pendenciara, tenían el firme propósito de aplastar al gobierno Duque, al insistir en la moción de censura contra el exministro de Defensa, Guillermo Botero.
La obsesión de esos sectores políticos, los puso en evidencia: Petro, Barreras o las Farc claramente, no estaban preocupados por los menores reclutados forzosamente por los terroristas que resultaron dados de baja en el bombardeo. Esos congresistas, se valieron de aquellas víctimas para hacer sucia politiquería.
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Luego del debate de la semana pasada, el ministro Botero dio un paso al costado y, en aras de evitarle un desgaste político innecesario al gobierno, renunció irrevocablemente a su cargo. Aquella dimisión, no significa ni mucho menos que el exfuncionario estuviera dándole la razón a los enemigos de la Fuerza Pública.
Nuestras Fuerzas Militares no tienen ninguna responsabilidad en lo ocurrido en aquel bombardeo. Hay que repetirlo hasta la saciedad: los únicos culpables de las muertes de los menores de 18 años que cayeron en el bombardeo, son los cabecillas de las Farc que los reclutaron forzosamente y los convirtieron en carne de cañón.
Pero la dinámica política -en buena medida por falta de manejo del congreso por parte de la Ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez-, puso contra las cuerdas a Botero, quien supo hacer una lectura acertada de la situación y procedió a extender su carta de renuncia. Al fin y al cabo, para eso son los ministros: para asumir responsabilidades -justa o injustamente-, en aras de librar al presidente de la República de consunciones políticas innecesarias.
A pesar de que Botero ya no está en el ministerio de Defensa, los enemigos de las Fuerzas Militares insistieron en adelantar la la moción de censura, votación que no tenía ningún efecto real, pero que delata la sed de venganza y el odio que mueve a Barreras, Benedetti, a las Farc y, por supuesto, a Gustavo Petro y sus secuaces.
Durante todos estos días, los opositores al gobierno, amenazaron al país con el cuento de que tenían más de 70 votos en el Senado (de los 106). Para que la moción de censura prosperara, se requería del voto de 54 senadores.
Se hicieron contar y fueron aplastantemente derrotados. Con mucho esfuerzo, lograron únicamente 49 votos. ¿Dónde están los otros 20 con los que tanto amedrentaron al gobierno durante todos estos días?
Lo cierto es que el gobierno no se quedó con los brazos cruzados. LOS IRREVERENTES pudieron confirmar que la Jefe de Gabinete, María Paula Correa y la Consejera para la Política, Karen Abudinen hicieron un trabajo cuyos resultados saltan a la vista de todos. Era perfectamente innecesario someter a Botero a dicha votación que tenía todo el propósito de mostrarle los colmillos al gobierno. Se quedaron con los crespos hechos.
Y lo que es peor: los enemigos de la Fuerza Pública mostraron sus cartas y perdieron.
Un alto funcionario de la presidencia, le expresó a este portal su desconcierto por el hecho de que en esa importante sesión, donde los opositores estaban desafiando al gobierno de Iván Duque, la desprestigiada ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, con total indolencia, haya decidido retirarse del debate. La falta de compromiso de esa funcionaria es evidente y por eso, cuesta entender por qué no presenta su renuncia y permite que su cargo sea ocupado por alguien con talante, capacidad, pero sobre todo, ganas de ayudar a sacar adelante la agenda del gobierno nacional.
A falta de ministra, merece todo el reconocimiento la gestión adelantada por Correa y Abudinen, las mujeres que se han convertido en las grandes escuderas del presidente Iván Duque.
Publicado: noviembre 15 de 2019
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