En medio de las especulaciones, los señalamientos y las filtraciones del expediente en contra del presidente Uribe, el exmandatario salió en defensa de las gestiones llevadas a cabo por su abogado, Diego Cadena, labores tendientes a esclarecer la verdad de los hechos.
Es cierto y no se puede negar, que Iván Cepeda, en repetidas ocasiones y desde hace más de 10 años, se ha dedicado a recorrer las cárceles de Colombia y los Estados Unidos, con el propósito de contratar falsos testigos en contra de Uribe.
Se ha logrado establecer que Cepeda, a través de ONG cercanas a él, hizo pagos multimillonarios para que los falsos testigos mintieran en contra de Álvaro Uribe. Así mismo, hizo ofertas de beneficios y prebendas, como asilos políticos para los familiares de los delincuentes que contactó.
El caso más aberrante, es el de Carlos Enrique Areiza, delincuente que confesó haber sido abordado por Iván Cepeda para efectos de que declarara en contra de Mario Uribe -primo del expresidente-, Luis Alfredo Ramos, José Obdulio Gaviria y el propio Álvaro Uribe.
En una carta manuscrita, cuya autenticidad fue certificada por expertos grafólogos, Areiza reveló que Cepeda le ofreció… “$100 millones de pesos si yo le colaboraba o si no me iban a hacer la vida imposible en la cárcel y mi familia iba a sufrir las consecuencias si yo no enredaba al expresidente Uribe, su hermano, al señor José Obdulio Gaviria, al exgobernador de Antioquia y a otros…”.
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Luego de que Carlos Enrique Areiza hiciera esa confesión, misteriosamente fue asesinado en abril de 2018. ¿A quién benefició ese asesinato?
Una de las tareas que realizó el abogado Diego Cadena consistió, precisamente, en evidenciar que Iván Cepeda estaba dedicado a conseguir y sobornar falsos testigos contra el presidente Uribe, trabajo que arrojó grandes resultados, pues se pudieron establecer algunos casos de delincuentes condenados a largos años de prisión que revelaron que efectivamente sí fueron contactados por el congresista afecto a la banda terrorista Farc, con el propósito de que mintieran contra el expresidente, presentándolo como cofundador de un bloque paramilitar.
Se ha dicho que el abogado del presidente hizo pagos irregulares a los testigos, y se presenta como prueba de esa afirmación el desembolso de $2 millones de pesos al exparamilitar Carlos Enrique Vélez, a quien Cadena le habría dado una ayuda humanitaria.
Para entender este episodio, se hace necesario aclarar los tiempos. Cadena efectivamente se entrevistó con Vélez, que tiene una veintena de sentencias condenatorias en su contra y que hizo parte del denominado bloque Cacique Pipintá, en junio del año 2017.
Según ha dicho el abogado Cadena, 13 meses después de ese encuentro, Vélez lo buscó con el propósito de solicitarle una ayuda humanitaria para atender una novedad médica de un hijo, razón por la que el jurista resolvió colaborarle con $2 millones de pesos, pago que se hizo sobre la mesa y sobre el que se elaboró un documento a manera de soporte
Haciendo un ejercicio de sana lógica, ¿quién puede creer que un testigo puede ser sobornado con tan poco dinero, sobre todo en un caso de la trascendencia mundial como el que tiene el del presidente Uribe? Pero además, no resulta muy verosímil la tesis de que se haya sobornado al delincuente Vélez en junio de 2017 y el pago se hubiera perfeccionado hasta julio de 2018. El sentido común indica que los sobornos se pagan en el momento en que se acuerdan y no con posterioridad, menos 400 días después y dejando un soporte escrito del mismo.
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Lo cierto es que el presidente Uribe no se ha desmarcado de su abogado ni lo ha abandonado, como han aseverado sus enemigos en las últimas horas. De hecho, y para despejar cualquier duda, a través de su cuenta de Twitter, escribió que “El dr. Diego Cadena ha hecho un gran esfuerzo para confirmar informaciones de testigos manipulados por extremistas que sintieron que mi Gbno les cerró el camino. Las nuevas pruebas le ayudarán y me ayudarán…”
Poco a poco, aflora la verdad. Iván Cepeda, jefe natural del cartel de los falsos testigos, enemigo declarado del presidente Uribe y arquitecto del montaje en su contra, tiene sobrados motivos para estar preocupado. Así pose como un ser “iluminado”, sabe que más temprano que tarde, el tinglado se desplomará y así un sector de justicia -ese mismo que allanó el camino para que el capo Jesús Sántrich emprendiera la fuga- le garantice impunidad, el mundo entero conocerá los pormenores de la empresa criminal puesta en marcha por él.
Publicado: octubre 13 de 2019
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