Todo el mundo habla de lo importante que es aumentar los escenarios de participación de las mujeres en la política. Es más, en campaña no hay candidato que no mencione este tema para cautivar los votos de las electoras.
Sin embargo, las elecciones regionales del pasado 27 de octubre nos muestran una cruda realidad que no avizora cambio alguno en el futuro cercano. El número de mujeres que quedan electas es tan bajo que dista notablemente de las positivas cifras que se ven en la Rama Ejecutiva.
En efecto, la situación en los cargos públicos de nombramiento es bastante favorable. En promedio, el 42% de los cargos directivos son ocupados por mujeres y en las demás posiciones la participación femenina asciende al 45%. Cifras bastante superiores al 30% que exige la Ley de Cuotas.
No obstante, en los cargos de elección popular las cifras son ínfimas. En cargos regionales, por ejemplo, en el 2011 el 9.8% de los mandatarios electos fueron mujeres, en el 2015 ese porcentaje ascendió al 12%, pero este año decreció al 11.8%.
Además, en los comicios de la semana pasada se vio que nueve (Amazonas, Arauca, Cesar, Guainía, Guaviare, La Guajira, Risaralda, San Andrés y Vichada) de los 32 departamentos no eligieron a ninguna mujer como alcaldesa de alguno de los municipios.
Ahora bien, cabe señalar que esta situación no es exclusiva de las elecciones regionales. A nivel de Congreso, por ejemplo, el porcentaje de participación femenina, aunque es superior al mencionado, sigue siendo muy bajo.
En el actual Parlamento el 25% del Senado son mujeres, mientras que ese indicador en la Cámara de Representantes disminuye al 20%. Cifras todavía lejanas al 30% que se espera que, como mínimo, se logre.
De hecho, en los últimos años de las pocas veces que se ha aumentado la participación de las mujeres fue en la lista de congresistas electos del Centro Democrático en el periodo 2014-2018. En esa ocasión, de 39 parlamentarios habíamos 13 mujeres, es decir, el 33.3% del total.
Sin embargo, este parece ser un caso aislado en un mar de constantes dificultades. A pesar que como País hemos avanzado mucho al tener un gabinete paritario en el Gobierno Nacional, la situación en los cargos de elección popular es alarmante.
En esencia, hemos logrado una participación a medias…
Por eso, tanto el Gobierno Nacional como los partidos políticos están llamados a adoptar las medidas necesarias para cambiar esta situación. No solamente por un mero interés electoral, sino por un verdadero compromiso con las nuevas generaciones.
Muy difícilmente se lograrán construir los cimientos adecuados para una sociedad más justa y equitativa cuando en las posiciones más importantes de poder en el sector público la participación femenina, a veces, parece ser una efímera ilusión que se la lleva el viento.
Publicado: noviembre 1 de 2019
3.5