Los comerciantes del Centro Comercial Avenida Chile, así como los establecimientos dedicados al comercio de productos y servicios ubicados en el sector de la calle 72 de Bogotá, nuevamente fueron víctimas de las “protestas” (actos violentos e irracionales, mejor) que protagonizaron algunos “estudiantes” de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), cuya sede ocupa 3 manzanas, entre las calles 72 y 73, y las carreras 11 y 14 de la capital colombiana. La inmensa mayoría de dichos comerciantes quieren que la sede de la UPN se traslade a los terrenos que dicha institución superior tiene a las afueras de la ciudad.
El pasado miércoles 25 de septiembre se vivió una nueva jornada de horror para los comerciantes: perdieron un día entero de ventas; volvieron a recibir tapabocas para disminuir el impacto de los gases de las bombas lanzadas por algunos “estudiantes” desadaptados; y tuvieron que escuchar el estruendo de material explosivo en una nueva “gesta revolucionaria”. Algunos defienden este tipo de “movilizaciones”…
En esta oportunidad, una señora de 49 años que se disponía a retirar dinero en efectivo fue gravemente herida por una “papa-bomba”, artefacto que destrozó la puerta del cajero automático donde se encontraba; varios transeúntes se vieron afectados en sus vías respiratorias, y uno de ellos fue herido en la cabeza. Para rematar, un bus del Sistema Integrado de Transporte SITP fue prácticamente destrozado por la pequeña “horda de salvajes” que protagonizó los hechos más aberrantes de la “protesta”.
Al parecer, uno de los sujetos que estaba manipulando material explosivo al interior de la institución fue víctima de su propio invento. De hecho, varios testigos vieron ingresar una camioneta de Criminalística al campus universitario en horas de la tarde-noche.
En la “Pedagógica” no pasa nada. En ese “antro de marihuaneros”, como dicha universidad es señalada por no pocos ciudadanos, reina la anarquía absoluta arropada por doctrinas que en nada ayudan a su cabal desarrollo.
Dadas las proporciones de los hechos señalados, quise indagar qué es lo que ocurre al interior de las universidades públicas. Doy fe que, a pesar de las muestras de irracionalidad de algunos “estudiantes” matriculados, la inmensa mayoría de los egresados de las universidades públicas son ciudadanos que cumplen la ley y llevan vidas honestas.
En mi pesquisa encontré que al interior de estas instituciones de educación superior surgen colectivos de dos tipos, artísticos y políticos, que se reúnen en asambleas donde definen las acciones a seguir.
Los primeros, normalmente están integrados por músicos, pintores, escritores y diseñadores, y son reconocidos por su carácter pacífico. Los segundos son más complejos: están integrados por estudiantes de carrearas como sociología, antropología, filosofía, derecho, ciencia política y afines.
En el corazón de los colectivos políticos se dan debates que derivan en discusiones tensas, que incluso pueden terminar en enfrentamientos vehementes. Muchos de sus integrantes van más allá del discurso teórico, casi siempre de inspiración maoísta, stalinista, trotskista, marxista o anarquista. Estos individuos están de acuerdo con el uso de la violencia como forma de lucha política.
Como dato curioso, y lo saben las autoridades, en las universidades públicas existen micro-células de redes urbanas pertenecientes a grupos subversivos, que sirven de enlace. Sus objetivos son perversos. Uno de estos objetivos es infiltrar las marchas y generar disturbios y terrorismo urbano. Incluso, llevan personas pagadas, a razón de 20 mil pesos, para generar caos.
Los estudiantes que nada tienen que ver con marchas y protestas, se oponen a la existencia de colectivos políticos, pues muchas veces son una piedra en el zapato, porque paralizan la actividad académica en detrimento de quienes desean culminar sus carreras con prontitud.
Con Todo Respeto: Los códigos empleados por los estudiantes de la Universidad Javeriana que enfrentaron pacíficamente a sus vecinos de la Universidad Distrital, dando ejemplo de racionalidad, podrían ser parte de la solución. Los universitarios son quienes deben depurar la Universidad. Instaurar cátedras de cívica y cultura ciudadana, así como establecer redes de informantes en las Universidades, conectadas con las autoridades a través de WhatsApp, puede ser una opción.
#ProtestaSinViolencia
Publicado: octubre 2 de 2019
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