Ganó Claudia López. Carlos Fernando Galán se negó a dejar a un lado su mojigatería tan característica. Si él hubiera aceptado la coalición con Miguel Uribe que tanto le pidió la ciudadanía, hoy no estaríamos en estas.
Bogotá quedó sumergida en un doloroso panorama de inestabilidad institucional por los próximos 4 años. Desde ya, no hay que ser un genio para saber que la relación entre el Palacio de Liévano y el Concejo va a ser nefasta. El Partido Verde y el Polo, quienes respaldan a López, solo tienen el 35% de la Corporación. Una cifra que no le permite tener el más mínimo margen de maniobrabilidad.
¿Logrará Claudia López conformar una mayoría absoluta en el Concejo? Muy difícil, más aún cuando su agresividad la lleva a catalogar a todo aquel que no esté de acuerdo con ella como mafioso, corrupto, paramilitar o cualquier otro calificativo que se le pase por la mente.
¿Gobernará Nayibe a punta de Decreto? Es una posibilidad. Sin embargo, el desgaste político que conlleva esa opción es supremamente alto. Además, dicho escenario no le permite ir más allá de sacar adelante las iniciativas más básicas para que el Distrito funcione a media máquina. Si no me creen, pregúntenle a Petro.
Lo cierto es que en cualquiera de las dos opciones la que pierde es la ciudad. ¿Qué va a pasar con los más de 150 mega proyectos por casi $50 Billones de pesos que esta administración deja contratados o en proceso de licitación? Nadie sabe. No solamente por la incapacidad de llegar a acuerdos de López, sino porque su constante variación respecto a la viabilidad y el futuro de las iniciativas es la peor amenaza que pueden tener.
En otras palabras, la ciudad acaba de dar un salto al vacío al escoger a una persona que con la frialdad que caracteriza el cinismo y la hipocresía utilizó una consulta popular que le costó al País 300mil millones de pesos para promover su candidatura con 1 año de anterioridad.
Por su parte, el Centro Democrático debe cerrar filas. Hay que ejercer una oposición ordenada, de opinión, minuciosa, argumentada y con firmeza, tal como se hizo con el Gobierno Santos. No se puede permitir que Claudia López haga y deshaga con Bogotá de la misma manera que lo hizo la izquierda entre el 2003 y el 2015.
PD: Evidentemente el resultado del pasado domingo fue un duro castigo a la gestión de este Gobierno, que, aunque bien intencionado, carece de la firmeza y la vigorosidad que se esperaba. El Presidente tiene que despertar y darse cuenta que debe modificar de inmediato buena parte del círculo de personas que lo rodean.
Ser el conferencista principal de cuanto evento haya no es gobernar, más aún en un País como este donde el imaginario colectivo anhela ver el carácter caudillista de su mandatario. Hay tiempo para corregir el rumbo. De lo contrario, el ascenso al poder de la izquierda en el 2022 será inevitable.
Publicado: octubre 30 de 2019
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