Es muy del espíritu antioqueño servirle a su patria chica en algún momento de su vida. Medellín está llena de ejemplos de grandes ciudadanos que después de contribuir a la generación y la pujanza de la empresa privada y la industrialización de Antioquia, se dedicaron a la administración pública, a servirle a su patria chica.
Buen ejemplo de eso es la vida de ese gran ciudadano que fue Diego Calle Restrepo (Antioquia 1926 – Medellin 1985), quien después de haber sido Ministro de Hacienda y Fomento, director del Departamento Nacional de Planeación, embajador de Colombia en Canadá, embajador de Colombia en Estados Unidos, gobernador de , senador de la República, gerente de Empresas Públicas de Medellín, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, presidente de Sofasa y director de la Federación Nacional de Comerciantes en Antioquia, se hizo Concejal de Medellín, para así poder servirle a la ciudad que lo vi forjarse como ciudadano probo, en una actitud ejemplar del “uso de buen retiro”.
Es imposible compararme con el Dr. Calle Restrepo, pero a los 64 años de edad luego de estar por más de 40 años trabajando para el sector privado en el área de la construcción y el sector inmobiliario y en otras actividades de carácter cultural, he decidido presentar mi nombre para ocupar una curul al Concejo de Cartagena con el aval de mi partido Centro Democrático en alianza con el partido Mira.
¿Por qué lo hago?
Porque la ciudad se derrumba ante nuestros ojos y no podemos permitir que la villa de nuestros antepasados, los que dieron la vida para defenderla y hacerla libre, los que soportaron el Sitio de Morillo, y que otrora fuera calificada como heroica, se hunda ante nuestros ojos. No podemos quedarnos impávidos ante el desastre de verla desplomarse en la iniquidad y el saqueo de personas extrañas generalmente venida de otras latitudes, que como piratas modernos llegan al servicio de la política a enriquecerse, robándose la plata de los cartageneros, mientras vemos crecer la pobreza y la miseria a unos índices abrumadores.
Cartagenero, la ciudad está dividida, pero no entre izquierda y derecha, sino en una división mucho más aberrante que consiste en la creación de dos bandos claramente definidos; los que compran votos y usan toda clase de artimañas para llegar a los cargos públicos de elección popular, y los que no compran votos y jugamos limpio el maravilloso juego de la democracia.
Nuestra apatía por no participar masivamente en las sucesivas contiendas electorales, ha contribuido a la generación de un 60 % de la abstención electoral, permitiendo que las mafias políticas que compran esos votos a un pueblo que no les conviene que se eduque, y que tienen sumidos en el dantesco escenario de la miseria, manejen de manera aberrante los destinos de nuestra ciudad.
Los invito a votar libremente por el candidato de sus preferencias. Si realmente queremos un cambio, hay que hacer como lo señalo el genial Albert Einstein las cosas de manera diferente, no podemos seguir votando por los mismos y esperar un resultado distinto. Si queremos un cambio hay que hacer las cosas de manera distinta, votando por los buenos candidatos que hay.
Publicado: octubre 10 de 2019