Mucho me hubiera gustado tener que reconocer hoy, que el “Acuerdo Final” fue un éxito, afirmar sin titubeos que estuve equivocada y que a Colombia sí llegó la paz “como nunca antes”.
Sin embargo, después de tres años de firmado el dichoso “modelo inédito” de paz, los hechos me demuestran lo contrario y no puedo más que lamentar y ratificarme en que ese arreglo, como todos los que se hacen entre pícaros fracasó. Ellos mismos lo volvieron trizas.
Queda como resultado: un pueblo mancillado porque pasaron por encima de su voluntad expresada en las urnas, una Constitución modificada arteramente, en contra de lo anunciado; una sarta de ataduras de ley por espacio de 12 años; unos mandamases de la banda narcoterrorista FARC, que sin haberle puesto la cara a la justicia ni a los colombianos, y sin haber resarcido a nadie, ahora manejan sus negocios desde el Congreso Nacional ( y lo harán hasta 2026), a excepción de “Iván Márquez” y “Santrich”, que prefirieron volver a sus campestres oficinas, a las “herramientas” que dejaron bien guardadas y a sus habituales prendas de trabajo, porque la administración de ciertos asuntos en la ciudad y disfrazados de paisanos les estaba acarreando algunos problemas.
Estoy convencida, de allí que no me sorprenda el video en el que aparecen uniformados y armados hasta los dientes, que sus acciones, su discurso y sus objetivos, son exactamente los mismos de quienes como “Timochenko”, “Catatumbo”, “Sandino”, etc., manejan un tono edulcorado que les permite pasar de agache y legislar agazapados mientras esperan la hora de dar el zarpazo. Si revisamos la alocución de “Márquez”, es la misma que diera el “honorable” senador “Lozada”, más conocido como “Tornillo”, en el pasado Foro de Sao Pablo en Caracas.
No fue en vano que a la hora de elegir nombre para su movimiento político, esos hampones decidieran conservar el mismo del movimiento narcoterrorista. Ahora, simplemente, presentaron de manera formal el brazo armado que nunca desapareció.
Aunque sus andanzas son las mismas: extorsiones, asesinatos, desplazamientos forzados, secuestros, tráfico de cocaína, etc., la situación es más peligrosa y compleja puesto que están abiertamente avalados por la dictadura venezolana y todos los tentáculos que la apuntalan, sumados al aporte económico que les representan las más de más de 200 mil hectáreas de coca.
Lo único rescatable de este adefesio y por quienes merece la pena trabajar y apoyar, como lo está haciendo este Gobierno, son esos guerrilleros rasos que hoy se encuentran en los Espacios territoriales de capacitación y reincorporación (ETCR). Gente sencilla que merecen otra oportunidad.
Rodeemos al presidente Duque para que continúe defendiendo los colombianos y para que, cuanto antes, empiece a fumigar esos los cultivos malditos que son el sustento de nuestros verdugos y sus patrocinadores.
…mal acaba.
P.S. El destape del brazo armado de las FARC, fue la razón para aplazar la ya anunciada columna sobre el llamado de la Corte Suprema de Justicia al expresidente Uribe.
Publicado: septiembre 7 de 2019