La extrema izquierda, tiene la malsana costumbre de colgarle el calificativo de “paramilitar” o “mafioso” a quienes rivalizan con sus ideas y propuestas.
Gustavo Petro es, de lejos, el campeón de los señalamientos temerarios. Sus rivales de la derecha, son encasillados automáticamente como “paramilitares”.
Recientemente, el objetivo de las sindicaciones de Petro, fue el candidato a la gobernación del Magdalena, Luis Miguel Cotes a quien señaló de hacer parte de un “clan que se ha aliado con la gata [Enilse López] y el paramilitarismo para perpetuar su poder”.
Hace pocos días, los seguidores de Petro -la famosa “bodega”-, enfilaron sus baterías contra la periodista Vicky Dávila, señalándola de ser la nuera de un paramilitar, por cuenta de su vínculo familiar con los Gnecco.
Abundan las ocasiones en que Petro ha señalado al presidente Álvaro Uribe de ser auspiciador de los grupos paramilitares. El año pasado, un juez lo obligó a retractarse por haber expresado que el exmandatario de Colombia “debió haber estado preso hace tiempos (sic) por delitos de lesa humanidad… hoy por las circunstancias que están siendo juzgadas (sic), que ya tiene que ver con un tema de manipulación de testigos en un proceso, también debería estar preso. Uribe debería ir a la JEP”.
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El brutal asesinato de la candidata a la alcaldía de Suárez, Cauca, Karina García, crimen en el que cayeron otras 4 personas, fue la consecuencia de una infame campaña de desprestigio contra la dirigente política que, públicamente, rechazó los señalamientos que le hacían en su contra.
A través de un video, Karina García imploró que cesaran las infamias en su contra: “…que no continúen haciendo frente a estos grupos armados, comentarios irresponsables acerca de mi candidatura. Comentarios que son falsos, como que yo voy a traer a los paramilitares, como que voy a traer las multinacionales, que le voy a quitar la tierra a la gente… No sean irresponsables. Esto puede traer para mi, consecuencias incluso fatales…”.
Las consecuencias fatales llegaron. La cuadrilla sexta de las Farc, al mando de los delincuentes alias Marlon y Mayimbú, planificaron y ejecutaron la masacre en la que Karina García, su madre y tres dirigentes políticos de la región perdieron la vida.
Exigirle responsabilidad y mesura a Gustavo Petro -quien no tiene relación ninguna con la muerte de Karina García-, es una misión imposible. Él hace política a través de la estimulación del odio, la incentivación de la lucha de clases, la manipulación de sus electores a través de la difusión de mensajes incendiarios y la crispación, le tiene sin cuidado que campañas de desprestigio como las que él emprende, sean adoptadas por grupos armados ilegales que pasan de los insultos en las redes sociales, y emprenden acciones violentas como la que se registró en el caso la candidata caucana, Karina García.
Publicado: septiembre 4 de 2019
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