Parece que hablar de la economía nacional se redujo a simplemente dos variables: desempleo e impuestos, las dos son tratadas como fuente casi infinita de coyuntura nacional a través de las cuales surge el populismo económico que tanto profesa la oposición en los pasillos.
La orientación que se le está dando al debate económico en el país, pasó de ser un tema de interés nacional para convertirse en una amalgama de opiniones fútiles donde paradójicamente la crítica al capitalismo surge de la necesidad de oponerse a los planes del gobierno para mantener la economía en la senda del crecimiento.
Que equivocados están los que critican al gobierno en cada decisión económica pero no generan ninguna posibilidad, aunque sea remota, de mejorar las condiciones de crecimiento y desarrollo al interior del país, más bien pareciera que están en contra de cualquier mecanismo de formación de empresa, generación de ingresos, aumento de la competitividad y distribución de los recursos. Por solo citar un ejemplo, a la oposición nunca se le ha oído hablar del crecimiento del producto.
Lo cierto es, que, en medio de las volatilidades de la economía mundial, al balance de desaceleración regional, donde américa latina crecerá solo el 1.7%, Colombia le está saliendo al paso con un 3.0% en el segundo trimestre de 2019, apostándole a un 3.8% anual, la OCDE espera que el país sea el de mayor crecimiento de la región, el banco mundial habla de un 3.5% y el FMI prevé una expansión del 3.7%. en otras palabras, estabilidad económica.
De otro lado, la IED tiene un aumento del 24.4% en lo corrido del año, US$ 7.273 millones, las expectativas de mayor inversión aumentaron el 17% y la tasa de interés de intermediación se mantiene en niveles estables de 4.25% propiciando el consumo interno de los hogares. Mientras tanto, la inflación se mantiene en su rango meta y la diversificación de portafolio productivo espera expandirse en los próximos 5 años.
Aunque la tasa de desempleo del 10.7% prendió las alarmas, debemos recordar que venimos de un periodo cíclico con déficit en la demanda laboral cuya experiencia nos indica que a finales de 2019 cerraríamos con una cifra del 9.2% según la OIT. No obstante, el sector de servicio concentra el 64% de la generación de empleo a nivel nacional, seguido del 19% en industria y 16% en agricultura. Recordemos que, en el país, el 74.5% representa la fuerza de trabajo joven mayores de 25 años, lo que nos indica que en este momento generar nuevos empleos para jóvenes es una prioridad.
Finalmente, en materia de impuestos, Colombia sigue siendo el tercer país de la región donde más tributan los empresarios, con una presión fiscal del 67% sobre las utilidades, en Perú es del 36.8% lo que impide re invertir en el proceso y rebaja las expectativas de empleo, sin embargo, el gobierno nacional le apuesta a corregir la presión fiscal a través del flujo de reinversiones productivas con ampliación de la capacidad instalada.
Las observaciones sobre la economía del país, conducen a un escenario donde está todo por hacer, nos movemos en una senda de crecimiento y el espacio para la inversión está expandiendo su frontera, por lo tanto, no es un capricho cuando las calificadoras de riesgo mantienen expectativas favorables sobre Colombia. Si nos fijáramos en lo bueno y no en lo absolutamente malo como suele hacerse, Colombia podría ocupar el primer puesto en las economías de América Latina.
Publicado: septiembre 25 de 2019
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