Con una ciudad casi fallida por la gran informalidad institucional y los altísimos niveles de corrupción, que ha sido tomada por las maquinarias políticas de siempre. Y con una mayoría de población en penosa situación de pobreza, Cartagena requiere una gerencia de altísimo nivel para evitar su colapso definitivo, del cual si llegase a elegir un alcalde salido de las mencionadas familias, tomara décadas reponerse y se hundirá como se viene lentamente hundiendo en el Mar Caribe.
Es indiscutible que Fernando Araujo Perdomo es un candidato que todavía no tiene los altos niveles de aceptación que debería tener, a pesar de haber sido ministro de Estado varias veces y el de ocupar altos cargos gerenciales de manera exitosa, pero que al oír su discurso convencerá debido a una gran cualidad que posee; siempre dice no solo lo que va hacer sino como lo va hacer. Tiene precisados los instrumentos de gestión y financiación para las obras que la ciudadanía necesita.
El ingeniero civil, Araujo Perdomo, es un hombre de formación intelectual con muchísima dosis de matemáticas, lo cual lo lleva a aplicar con mucho rigor el orden y la metodología en sus procedimientos con resultados precisos que los convierte en exitosos. De allí que su discurso sea claro y contundente, precisamente porque los ingenieros son muy dados a la ejecución y a la materialización de sus objetivos, con nulo populismo porque no cree sino en las obras civiles concluidas.
El más grande legado que podemos dejarles a los cartageneros después de la educación son las obras públicas. ¿Qué es una ciudad además de sus ciudadanos? No es otra cosa que los colegios, los parques, los escenarios deportivos, los hospitales, las carreteras, los puentes, la construcción de viviendas.
El ingeniero y columnista Miguel Yances Peña llama a personas como Fernando Araujo Perdomo un típico ingeniero, de poco hablar y de mucho hacer .Un típico ingeniero es una persona de pocas palabras porque sus palabras son los hechos y la construcción de sus ideas y objetivos.
En una ciudad tan polarizada como la nuestra donde los dos bandos en división son los políticos que compran votos, respaldados por una gran masa poblacional que no tiene supuestamente otra alterativa que venderlo y los que no compran votos. Araujo pertenece al bando de los que no compran votos, de allí que sus niveles de aceptación no sean aun tan altos como lo serán a medida que se acerca la fecha de elección y que la conciencia limpia del cartagenero le dara su favoritismo.
Los cartageneros han sufrido el rigor de la falta de institucionalidad y la corrupción desbocada, y el alcalde que llegue no la tiene fácil y mucho menos si pertenece a las mafias políticas de siempre, ya que debe entrar a reconstruir a una ciudad con una pésima infraestructura vial, políticamente dividida, financieramente hipotecada, con una alta población desempleada, con unos niveles peligrosos de seguridad que la convierten en una bomba de tiempo próxima a estallar dado el crecimiento acelerado de la pobreza.
Una ciudad que maneja un presupuesto de $8 billones de pesos, es decir $2.400 millones de dólares y que tiene por cobrar $600 millones de dólares más, debe ser liderada por un alcalde capaz de administrar su compleja situación social y económica.
Los cartageneros no pueden darse el lujo de elegir a un alcalde salido de las entrañas de las maquinarias políticas. Para dar el verdadero cambio hay que hacer las cosas de manera diferente, sino estaremos destinado a cuatro años más de miseria.
Publicado: septiembre 26 de 2019
3.5