El capo del narcotráfico, alias Jesús Sántrich, tiene unos poderosos amigos que se han encargado de protegerlo y, por qué no, encubrirle todas sus fechorías: los magistrados de la JEP, tribunal que ordenó su libertad, permitiendo que el delincuente emprendiera la huida a territorio venezolano, desde donde se especula, habría viajado a Cuba, isla en la que estaría bajo la celosa protección de la dictadura que agobia a esa empobrecida isla.
Resulta inadmisible que los magistrados de la JEP, luego de 3 meses, continúen sin resolver la apelación que en su momento presentó la Procuraduría General de la Nación, organismo que exhibió un buen arsenal de evidencias que confirman que la jurisdicción diseñada para garantizar la impunidad de las Farc, se equivocó al haber otorgado la cacareada “garantía de no extradición”, a favor del capo que posa de invidente.
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El desprestigio y la falta de credibilidad de la JEP son crecientes y rampantes. Colombia, en el plebiscito de 2016, votó fundamentalmente en contra de ese tribunal, porque desde entonces se previó que aquel sería un bazar donde se feriarían absoluciones a los crímenes más brutales cometidos por jefes terroristas de las Farc.
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Además de aquello, con estupor, el país ha registrado que sus fiscales y magistrados -un porcentaje muy alto de aquellos-, en la práctica no son cosa distinta que unos vulgares segundones del narcotráfico.
Al menos, para salvar las apariencias, hace mucho tiempo la JEP tuvo que haber ordenado la expulsión de Sántrich y la revocatoria de la absurda “garantía de no extradición”.
¿Qué prueba adicional esperan los cabecillas de esa jurisdicción? El video en el que el capo aparece negociando un alijo de cocaína con infiltrados que se hicieron pasar por delegados del capo de capos mexicano, Rafael Caro Quintero, no deja espacio ninguno para las interpretaciones.
Los magistrados politiqueros de la sala de instrucción de la Corte Suprema de Justicia, no están eximidos de responsabilidad. Ellos, también aportaron su “granito de arena” para facilitar la fuga de Sántrich.
Su actitud fue desconcertante. Nadie medianamente sensato entiende por qué el alto tribunal no ordenó la captura de ese delincuente, para efectos de que atendiera la indagatoria por narcotráfico a la que fue citado.
Si la JEP abrió la trocha para que Sántrich se fugara, la corte suprema se encargó de pavimentarla para hacer más fácil y expedita su retirada.
Hoy por hoy, Sántrich es uno de los fugitivos más buscados del planeta. Interpol libró la respectiva circular rojaen su contra, con lo que puede ser capturado en cualquiera de los 194 países que integran esa organización. Sántrich sólo podrá escabullirse de la acción de la policía internacional, en Kosovo y Corea del Norte, únicos países que no hacen parte de Interpol.
Enterado de la expedición de esa importante herramienta para facilitar la captura del jefe del narcotráfico, el presidente Iván Duque expresó a través de su cuenta de Twitterque “celebramos la inclusión de alias ‘Jesús Santrich’ en la circular roja de Interpol. Todos los países del mundo tienen el deber de llevar a prófugos y delincuentes ante la justicia”
¿Hasta cuándo la JEP, la corte suprema y vastos sectores políticos continuarán volteando la mirada frente a las Farc? Resulta indignante que aún haya personas que sigan confiando en la banda mafiosa con la que Santos suscribió un acuerdo ilegítimo e injusto.
Lo acordado con las Farc, es un pacto de impunidad, una licencia amplia para delinquir y no un documento que siente las bases para la construcción de la paz. El comportamiento del mafioso Sántrich no es la excepción. Basta con mirar los casos de Iván Márquez, de alias El Paisa para concluir que los capos más peligrosos de esa estructura delincuencial, se valieron de las gabelas otorgadas por Santos para fortalecer sus redes de narcotráfico, las cuales gozan de una fuerza armada ilegal, que son las denominadas disidencias.
Colombia tendrá que tomar una decisión cuanto antes: si el país no acaba con la JEP, esa maligna jurisdicción acabará con nuestro Estado de Derecho.
Publicado: agosto 26 de 2019
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