El exterrorista amnistiado de la banda criminal, ELN, Carlos Caicedo, adelanta su campaña a la gobernación del Magdalena pisoteando a todo aquel que se oponga a la misma.
Fiel a su talante arbitrario, ha evitado responder por los cuestionamientos que se le hacen y los abusos que él y sus copartidarios en el movimiento denominado “Fuerza Ciudadana”, han cometido.
Caicedo es, sin lugar a dudas, el único colombiano imputado por el asesinato de una persona, que no solo no está en la cárcel, sino que puede presentar su nombre como candidato a una gobernación y, a manera de encime, está habilitado para salir del país con total tranquilidad.
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La libertad de prensa es fundamental para el desarrollo democrático de una nación. El denominado “cuarto poder”, ejerce un papel esencial en la vida de las comunidades, especialmente en tiempos de campaña. Gracias a los medios de comunicación, la ciudadanía puede tener acceso a las propuestas de los candidatos, pero también conocer los pormenores de los cuestionamientos y faltas de muchos aspirantes.
Es evidente que al señor Carlos Caicedo, ese mismo que fue sancionado en primera instancia por la procuraduría, recibiendo una inhabilidad de 12 años para ejercer cargos públicos, tiene el firme propósito de silenciar -al precio que sea- a los periodistas que cuestionen su proceder.
Apelando a los mismos criterios que el país le conoció a Gustavo Petro durante la reciente campaña presidencial, Caicedo ha enfilado sus baterías contra el periodismo del Magdalena. Aquellos comunicadores que no aplaudan con desenfreno sus propuestas, automáticamente son encasillados y señalados con sevicia.
El asunto ha llegado a niveles impensables. Hace pocos días, el reconocido periodista Víctor Polo -director de Caracol Radio en Santa Marta- recibió una amenaza a través de una cuenta en la red social, Facebook. El mensaje era concreto: “Te va a pasar como al dueño de Galeón”.
La sociedad samaria, aún tiene en su memoria el brutal asesinato a comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, del periodista Rodrigo Ahumada, propietario y director de Radio Galeón.
La notificación contra Víctor Polo, quien es un fuerte crítico de Carlos Caicedo, es clara y directa: si continúa alzando su voz de denuncia, terminará corriendo la misma suerte que su colega asesinado en 1991.
La situación es tan grave, que la propia Fundación para la Libertad de Prensa,FLIP, tuvo que tomar cartas en el asunto, enviando una comunicación formal al consejo nacional electoral pidiendo que intervenga frente al permanente matoneo de Carlos Caicedo a los periodistas de si departamento.
Pedro Vaca, director de esa ONG, no dudó en recordarle a Caicedo que “la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, exige a los líderes políticos asumir una posición garante de las libertades, y eso empieza por mantener un discurso favorable a la deliberación pública desde todos los ángulos (incluso aquellos que no les favorecen)”.
Un dirigente político del Magdalena que prefirió mantener su nombre bajo reserva por temor a las retaliaciones de Carlos Caicedo, le comentó a LOS IRREVERENTESque ese dirigente “es un individuo absolutamente intolerante a la crítica. Está acostumbrado a hacer lo que le viene en gana y, dado su pasado criminal en el ELN, quien no lo obedece es declarado como su objetivo. En este caso, la prensa libre está en la mira de él”.
Lo cierto es que la totalidad de los comunicadores sociales del Magdalena está en peligro. Resulta frustrante tener que reconocer que Carlos Caicedo se sumó a los actores armados que buscan permanentemente que la comunidad se polarice y se enfrasque en situaciones violentas. Una cosa es la sana confrontación democrática, en la que las ideas rivalizan sin trascender las líneas de la cordura y las buenas maneras, pero otra muy distinta es la estimulación de la crispación que desemboca en situaciones complejas como la que hoy padece la prensa en el Magdalena, por cuenta del discurso incendiario de Carlos Caicedo contra los periodistas que se atreven a cuestionarlo.
Publicado agosto 21 de 2019
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