¿Qué se le puede pasar por la cabeza a un sujeto que se atreve a violar a un niño? ¿Qué tan enfermo y degenerado tiene que ser alguien para que se le ocurra acabar con la dignidad de un alma inocente?
Estas son preguntas que cada vez más nos hacemos como sociedad y a las que quizás nunca lleguemos a tener respuesta. Pueden existir teorías, explicaciones o hipótesis médicas, pero cometer el crimen más abominable de todos es algo que no tiene ningún tipo de perdón.
Sin lugar a dudas, el alto nivel de impunidad, las fragilidades de nuestro sistema judicial y las débiles penas que existen en nuestro País son aspectos estructurales que permiten que se configuren este tipo de conductas.
Los bandidos, sencillamente, no tienen ningún tipo de respeto a la ley. En parte, porque son conscientes que por más crímenes que cometan el sistema es débil y de alguna manera se van a salir por la suya para no asumir las consecuencias de sus actos.
Por eso, el hecho que el Presidente Duque haya reabierto la discusión para establecer la cadena perpetua para violadores de niños en Colombia es un hecho resaltable que todos los colombianos debemos apoyar irrestrictamente.
Desde el Congreso, por ejemplo, nunca dudé en firmar y apoyar sin titubeos este tipo de iniciativas. Sin embargo, por razones propias de nuestro lento y complicado trámite legislativo, que a veces privilegia actuar para satisfacer la coyuntura política por encima de las verdaderas necesidades de la sociedad, nunca ha sido posible aprobar la cadena perpetua.
Aunque para algunos esto no es otra cosa distinta a un populismo punitivo, soy una convencida que como País tenemos que apostarle al efecto disuasivo de una pena severa para evitar que este tipo de situaciones se sigan presentando.
Casos realmente dolorosos como el de Yuliana Samboní desafortunadamente se siguen presentando. Esta semana, por ejemplo, el crimen no sucedió en el norte de Bogotá, sino en el Guaviare, donde dos despiadados sujetos acabaron con las esperanzas de una niña de 10 años.
¡No podemos permitir que esto siga sucediendo!
Cuando los criminales sepan que si se atreven a tocar a un niño su destino no es otro distinto a pasar el resto de su vida en una cárcel, sin lugar a dudas, podremos empezar a mejorar las condiciones de seguridad y vida en Colombia y proteger a nuestros niños.
Y a pesar que la propuesta de la cadena perpetua para violadores de niños levanta ampollas en los sectores más garantistas de derechos humanos, como sociedad debemos unirnos en torno a una causa justa y rodear al Presidente para que tenga el impulso político necesario que permita hacer realidad una exigencia de justicia que cada vez más se reclama de manera airada en Colombia.
¡Adelante Presidente!
Digámosle Sí a la cadena perpetua para violadores de niños.
Publicado: julio 12 de 2019