La revista colombiana El Malpensante, difícilmente puede ser descalificada por la extrema izquierda como un “órgano de la derecha y el guerrerismo”. Cualquiera, medianamente enterado, sabe que es un medio independiente y que, además, su fundador-director apoyó activamente el “proceso de paz” de Iván Márquez y Juan Manuel Santos. Pues bien; en la edición de junio (2019), la revista publicó un ensayo de Morten Stroksnes (¿habría que aclarar que es noruego?), con un título soso y que parece pensado para ahuyentar lectores: Una completa guía turística de Noruega. Es un título engañoso. Se trata, más bien, de un sesudo y ameno ensayo, con un insólito cúmulo de datos sobre la política y la economía noruega, que, para rematar, termina dándole la razón a los suspicaces que insinúan que Juan Manuel Santos bien pudo haber comprado el premio nobel de la paz. De la lectura se colige que la dirigencia política y empresarial noruega todo lo compra y todo lo vende y que en sus transacciones no se para en pelos ni le atormentan los escrúpulos.
- Sobre la compra del Nobel por parte de Santos, le recomendamos leer No hay almuerzo gratisy La farsa.
Stroksnes asegura que es sorprendente que muchos de sus compatriotas “aún crean que Noruega está en un plano moral superior al de la mayoría de los demás países. (porque) Se ven a sí mismo como más democráticos, más justos, más conscientes sobre los problemas ambientales y… simplemente mejores en casi todos los sentidos”. Todas esas ínfulas son “fantasía y engaño”, asegura Stroksnes.
Vale la pena que la izquierda y el ‘buenismo’ colombianos lean en El Malpensante las dieciséis páginas de punzantes sarcasmos sobre lo que son capaces de hacer lo noruegos. ¿Alguien, por ejemplo, imaginó que los autores del concepto ‘desarrollo sostenible´, emprenderían la exportación de hielo de los glaciares en cubitos marcados con el sello Svice? Stroksnes explica que “a lo largo de eones (la eternidad) las moléculas de hielo se han comprimido por el abrumador peso del glaciar. Por esta razón, los cubitos Svice garantizan mantener las bebidas frías por más tiempo”. ¡Están haciendo ganancias con el calentamiento global! Y qué decir de la narración estremecedora de la gran estafa del salmón criado en jaulas: “es el pez que decidieron modificar genéticamente y transformar en un estancado animal de criadero (a los que) les dan químicos que pigmentan su carne de rojo con el objetivo de engañar a los consumidores de todo el mundo para que piensen que efectivamente están consumiendo salmón (…) en vez de las criaturas carcomidas por pijos (marinos) que en realidad venden”.
Si venden salmón falsificado y cubitos de hielo de los glaciares, no es absurdo pensar que sean capaces de vender procesos de paz a la medida del cliente (recientemente embarcaron a los venezolanos en otro intento absurdo e imposible), con medalla de premio nobel de paz incluida en la misma factura. Factura que nadie duda que Santos sí fue capaz de pagar.
Publicado: julio 19 de 2019
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