En las últimas horas la fiscalía legalizó, ante un juez de garantías, la captura del peligroso cabecilla de la red de chuzadas ilegales, el exdirector de inteligencia, Laude Fernández, persona que está involucrada en seguimientos a cientos de personas honestas cuyas comunicaciones fueron ilegalmente interceptadas.
Fernández, quien fungía como director en Colombia de la empresa BRG -Berkley Research Group-, firma multinacional de consultoría ubicada en el estado de California, fue la piedra angular en la red criminal que fue desmantelada por la fiscalía de Néstor Humberto Martínez.
Igualmente, Laude Fernández, quien tendrá que responder por los delitos de concierto para delinquir agravado, interceptación ilícita de comunicaciones y violación de datos personales, es señalado de perseguir a los pilotos del sindicato de Avianca durante el paro del año 2017 y a unos abogados particulares.
Pero en el caso de ese peligroso chuzador hay un episodio que no ha sido suficientemente investigado: los vínculos de ese criminal con el cuestionado e investigado exsuperintendente de Industria y Comercio, el santista Pablo Felipe Robledo.
La relación de Robledo con Laude Fernández se remonta a los años en que el exsuperintendente fungió como secretario privado del polémico exdirector del DAS, Ramiro Bejarano, durante el narcogobierno de Ernesto Samper. Desde ese instante, se tejió una íntima amistad entre ellos.
En poder de las autoridades hay evidencias de que subalternos de Pablo Felipe Robledo en la Superintendencia de Industria, sostuvieron reuniones clandestinas con Laude Fernández. Desde enero del año pasado, el atildado jurista Iván Cancino González remitió un derecho de petición indagando sobre el particular.
Cancino elevó un simple cuestionamiento ante Robledo: “sirva informar si usted como Superintendente de Industria y Comercio, algún delegado suyo o alguna entidad perteneciente a la Superintendencia de Industria y Comercio, ha realizado alguna contratación de manera directa o existe un vínculo de cualquier índole con la empresa Berkeley Research Group, para los años 2016, 2017 y en el transcurso del año 2018”.
Como es evidente, el asustadizo Robledo no respondió el derecho de petición, pues las evidencias en su contra son demoledoras. En la Procuraduría General de la Nación reposan las pruebas que confirman que subalternos del exsuperintendente de Industria tuvieron reuniones con los señores Juan Pablo Caro y Dennis Guillermo Reyes, dos de los más cercanos compinches de Laude Fernández en la red de interceptaciones y seguimientos ilegales que él dirigió durante largos años.
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La captura de Fernández es un golpe demoledor a la banda criminal que infiltró las comunicaciones de personas honorables, sin que mediara orden judicial, pero también es un golpe para Pablo Felipe Robledo, a quien cada vez le es más difícil ocultar un hecho que es absolutamente incontrovertible: que Laude Fernández es su hombre de confianza.
Publicado: julio 11 de 2019
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