Por estos días se ha armado un verdadero alboroto a raíz de la gira internacional que el Presidente Duque y el Canciller Holmes están realizando por Europa, donde se los ha tildado de estar más preocupados por andar viajando antes de afrontar las dificultades que vive Colombia.
Aunque es curioso que los que dicen esto son los mismos que festejaban abiertamente los viajes de Juan Manuel Santos por medio mundo para promocionar el proceso de paz que el pueblo colombiano rechazó en las urnas, los comentarios que se han expresado indudablemente generan un ambiente negativo en la opinión pública que es necesario aclarar.
Preguntémonos…
¿Acaso peca un Presidente y su Canciller por fortalecer los escenarios de cooperación internacional que abren las puertas a nuevos potenciales mercados para que el trabajo de la industria nacional llegue a nuevos consumidores en el exterior?
¿Qué es mejor, un Presidente que se quede enclaustrado en la Casa de Nariño y aísle al país de las dinámicas internacionales que indudablemente impactan nuestra economía o un mandatario que sirva de interlocutor para que los inversionistas vean en Colombia un escenario deseable para generar empleo y riqueza?
La respuesta, salvo que uno quiera que el País se convierta en una isla enfrascada en un tergiversado proteccionismo que no termina siendo otra cosa distinta a la exteriorización de un complejo de inferioridad, es evidente.
El Presidente no solamente debe enfocarse en las discusiones políticas del diario vivir, sino que tiene que ser consciente que una economía vigorosa que aumente las cifras de empleo, de riqueza y de productividad sin lugar a dudas requiere de una política exterior donde se logre atraer inversión de calidad al País, en especial a las regiones más necesitadas.
Por eso, son completamente infundadas estas críticas al Presidente y el Canciller. Si como resultado de estas giras internacionales se logra mejorar la confianza de los inversionistas extranjeros para traer su capital al País, no solamente será un completo éxito, sino que dejará callados a todos esos críticos que sin ánimo constructivo buscan cualquier motivo para afectar la imagen del Gobierno.
Además, no se pueden cerrar las puertas por diferencias políticas a que las exportaciones colombianas lleguen a nuevos escenarios que no solamente posicionen el nombre de Colombia en el exterior, sino que permitan un flujo comercial que tenga como resultado el ingreso de nuevos recursos a los bolsillo de los productores nacionales.
Si las consecuencias de trabajar incansablemente por atraer inversión de calidad al País son comentarios cargados de odio y resentimiento, pues que así sea. Lo último que debería afectar a una administración son las visiones de actores que por intereses políticos pretenden generar desinformación en la población con el único objetivo de ganar la siguiente contienda electoral, así eso signifique afectar la estabilidad institucional de la Nación.
¡Adelante Presidente y Canciller!
@Tatacabello
Publicado: junio 21 de 2019