“Duque necesita salir de la sombra de su padrino político el senador Álvaro Uribe Vélez, porque aunque tiene tiempo para convertirse en un buen presidente, el reloj no se detiene”, es la recomendación que el artículo “Hombre Nuevo Viejos Problemas” publicado en la revista inglesa The Economist, le hiciera nuestro presidente luego de su reciente visita a Londres.
Dice el mencionado artículo que, aunque creen que el presidente Duque tiene las cualidades suficientes para enfrentar los problemas de Colombia, que según ellos “no son juego de niños”, y para hacerle frente, además, a algunos “dolores de cabeza heredados” del Nobel de Paz, tendría que empezar por quitarse de encima la “sombra” del “amargado” expresidente Uribe Vélez.
Agrega, que el presidente Duque, aún está a tiempo de cambiar de rumbo para poder hacerse a “políticas propias”, para encontrar “sus pies” y llegar a ser “buen presidente”.
Atrevida, por decir lo menos, es la dichosa recomendación de la revista que pretende poner a pelear al presidente Duque con su mentor y jefe político, para generar rupturas al interior de su partido y propiciar el cambio en la plataforma política con la que fue elegido, para que busque y se apropie de otra que le permita lucir como “buen presidente”.
O muy poco conocimiento tienen de ellos, o, tal vez, están pensando que individuos de la calaña de Juan Manuel Santos, por estas tierras tropicales se dan silvestres.
Pero, se equivocan de plano. Un hombre con cualidades excelsas como las que adornan al señor Iván Duque Márquez, jamás será un traidor.
El Presidente es un hombre de probo, afable y mesurado, que conoce y quiere el país, y que como él mismo dice, no es un demagogo en busca de aplauso y popularidad temporales que “terminan conduciendo a las sociedades a las grandes catástrofes”, él renuncia al elogio transitorio porque prefiere “tener la claridad de conciencia”, de que está “edificando el camino para el desarrollo sostenible del país”.
En los diez meses que lleva de gobierno, hemos visto su entrega incondicional para tratar de reconstruir la funesta herencia que recibió de su antecesor y que va bastante más allá de simples “dolores de cabeza”, legado que, no me cansaré de repetir, una vez inventariado, debió de poner en conocimiento de propios y extranjeros para, entre otras, evitar que la inmensa labor que ha desempeñado y los importantes logros conseguidos, pasaran tan desapercibidos.
El Duque de hoy, es el mismo que elegimos diez y medio millones de ciudadanos y al que todos los colombianos tenemos que rodear. Sacar el país adelante es una labor que nos compete a todos porque el país ¡es de todos!
Suficiente tenemos con los “dolores de cabeza” que heredamos, para hacerle caso a los consejos de The Economist… ¡faltaba más!
Publicado: junio 29 de 2019
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