La fuga del narcotraficante de las Farc, alias Jesús Sántrich estaba más que cantada. Antes, el capo se había demorado en huir de la justicia.
Desde el mismo instante en que los magistrados de la JEP aliados del terrorismo y el narcotráfico, Caterina Heyck Puyana, Adolfo Murillo y Jesús Bobadilla ordenaron la libertad del mafioso pedido en extradición por la justicia de los Estados Unidos, se sabía que éste iba a huir de las autoridades.
Por eso, la legítima y respetable reacción de indignación de Néstor Humberto Martínez, quien en un gesto de patriotismo y decoro, prefirió renunciar a la Fiscalía General de la Nación antes de tener que convertirse en el testigo ático de la liberación del mafioso Sántrich.
Si hoy el capo de las Farc volvió a la clandestinidad, es gracias al conjunto de decisiones ilegítimas, adoptadas por distintos representantes de la rama judicial.
- Es importante que lea Salvaron a Sántrich
Los más responsables -y que además deberían ser investigados por la justicia estadounidense por complicidad con el narcotráfico- son los 3 magistrados de la JEP (Heyck, Murillo y Bobadilla), sin restarle responsabilidad a los consejeros de Estado que resolvieron decretar que Sántrich no perdió la investidura, con el argumento peregrino de que él no tomó posesión de su curul por fuerza mayor.
¿Fuerza mayor si ese bandido estaba en prisión como consecuencia de un pedido de extradición presentado por la justicia de los Estados Unidos, que lo procesa por un caso de narcotráfico?
Y a la corte suprema de justicia, ese tribunal donde campea el hampa, donde se venden fallos al mejor postor, donde el grueso de sus magistrados son delincuentes con toga, también le cabe una buena porción de la responsabilidad. Nadie entiende por qué se tomaron cerca de dos meses para llamar a indagatoria al capo Sántrich y, que además, hayan anunciado con bombos y platillos la citación prevista para la primera semana julio.
El anuncio de la indagatoria por parte de la corte, emitido a través de las redes sociales fue, en la práctica, una invitación para que el mafioso en cuestión emprendiera la huida.
“El congresista Seuxis Paucias Hernández, más conocido como Jesús Sántrich, deberá rendir indagatoria el próximo 9 de julio ante la #SalaDeInstrucción de la @CorteSupremaJ, en desarrollo por el proceso abierto en su contra por #Narcotráfico”.
El trino fue publicado a las 12.51 de la tarde del pasado 27 de junio, tiempo suficiente para que el mafioso pudiera organizar su huida. Ciegos aquellos que no quisieron ver la inminente fuga de ese delincuente y que, como si fueran sus cómplices, le anunciaron a todo pulmón cuál sería su suerte para que éste pudiera coger camino hacia la clandestinidad, es decir a Venezuela, país en el que debió ser recibido como un héroe por los agentes de la dictadura criminal que agobia a la hermana República.
En este caso, el gobierno debe proceder con la mayor de las verticalidades. Atrás deben quedar los anuncios de “acatamiento” y de respeto. La mafia se está burlando de la sociedad colombiana y el presidente Duque tiene todo en sus manos para impedir que eso siga sucediendo. Que la Fuerza Pública haga lo que corresponde por encontrar y capturar al mafioso Sántrich, para efectos de subirlo a un avión que lo conduzca -sin escalas- al calabozo que la justicia norteamericana le tiene reservado.
Publicado: junio 30 de 2019
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