Hace 20 años un terremoto acabó con buena parte de Armenia y de otras poblaciones del eje Cafetero. La desazón de los Quindianos y Risaraldenses en especial, era evidente. El país estaba conmocionado, no solo se trataba de las miles de víctimas que dejó el terremoto, sino de cómo reconstruir unos municipios como la Tebaida, o capitales como Pereira y Armenia, cuya devastación era evidente.
Hoy el eje Cafetero es un polo de desarrollo vital para su gente y para el país. Los habitantes de esa región entendieron que nada volvería a ser igual, así que decidieron cambiar el rumbo, y se unieron con los gobiernos de entonces, y al tiempo exigieron lo que por derecho propio les correspondía, le apostaron a sacarle provecho a lo suyo, el café, que era su identidad desde antaño; fue el punto de partida para convertir a la gente de toda esa región en una sociedad dinámica, que aprendió a reinventarse, y sabe que solo unidos somos invencibles.
La ya cincuentenaria tragedia de la vía al Llano no puede ser la excepción, y los llaneros -estoy segura- no vamos a ser inferiores al compromiso de trabajar por lo nuestro y con lo nuestro. Ya basta de olvido, politiquería, y mediocridad. Basta de onerosos puentes que se caen sin haberlos estrenado. Basta de concesionarios que eluden su responsabilidad, pero explotan los bolsillos de los llaneros… Finalmente basta de estar los llaneros cada uno tirando para su lado, de paso, algunos sacando lucro a nuestra crisis y ganando indulgencias con avemarías ajenas.
Mi llamado hoy también es a las grandes aerolíneas, esas que hace unos 10 años se vinieron a Villavicencio a pintarnos pajaritos en materia de tarifas, y que además llegaron desplazando sistemáticamente a las pequeñas empresas de aviación que en verdad le servían a la gente de la Orinoquia y Amazonía, con nuestros «vaqueros de aire». No puede ser que hoy esas grandes aerolíneas sigan insensibles a la crisis económica que atravesamos por cuenta del cierre de la vía al Llano.
Aquí tenemos que comprometernos todos. Hoy tenemos un Gobierno que por primera vez en varios años le está dando la cara al Llano. A pocas horas de ocurrido el cierre, que hasta hoy nos tiene incomunicados con la capital del país, el propio Presidente Iván Duque atendió nuestro llamado y desde Guayabetal se comenzaron a tomar medidas, al tiempo que se destinaron poco más de 150 mil millones en recursos para iniciar las intervenciones. Se han tomado medidas en pro de mitigar la crisis y el presidente estará en Villavicencio con su gabinete.
Es claro que hace falta dinero, -y no poco- para soluciones definitivas, esto lo sabe el Gobierno, todo su compromiso está centrado en encontrar las soluciones definitivas para la vía y la crisis.
Es claro también que se necesitan medidas de choque urgentes y muy precisas para mitigar en parte el impacto de la crisis. Pero además esta vez se necesita del concurso del Gobierno y de todos los ciudadanos. Los medios de comunicación deben informar pero además ser precisos en sus apreciaciones. Los gremios por ejemplo, tienen la responsabilidad y la oportunidad única para que demuestren cuál es su verdadero papel en el desarrollo de la región.
Hay que establecer de la mano de los entes de control, las responsabilidades a lo que está pasando en los kilómetros 58 y 64 en especial, y debe incentivarse a las empresas que aporten desde el transporte, facilitando por las vías alternas la movilidad de pasajeros y el flujo de productos básicos para la canasta familiar
De las crisis aprendemos, ¡pero tenemos que estar unidos!
Publicado: junio 20 de 2019
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