Duque recibió un país confundido. Si, confundido por tanta protesta social que usa las vías de hecho y la violencia para generar caos y desesabilizar al Estado. Confundido por la corrupción, desprestigio y deslegitimación de sus instituciones. Confundido por quienes creen que los colombianos podemos ser divididos entre amigos o enemigos de la paz, los del si o los del no, los que creen en la libertad de empresa y los que no.
Confundido, porque el sentir del pueblo colombiano no es ni negro ni blanco, ni puede ser dividido en distintos grupos de polos enfrentados. Hay matices suficientes y una gama amplísima de concepciones de país, sin que ello implique que no tengamos puntos de encuentro y cosas en común.
Es precisamente ahí hacia donde debe girar la discusión nacional, debemos enfocarnos en lo que nos une. Es ese el rumbo en el que busca encausar el presidente Duque a Colombia luego de proponerle un gran pacto de lo fundamental.
Debemos partir de una base principal: puedo afirmar sin temor a equivocarme que no hay un solo colombiano de a pie que se oponga a combatir el narcotráfico, acabar con la corruptela, mejorar sus oportunidades de ingreso y empleo, mejorar la calidad del servicio de salud y luchar porque tengamos acceso a una justicia cercana, rápida y que no esté politizada.
Estoy convencido que nuestro país tiene cómo tender puentes a partir de estos puntos de encuentro. Es necesario que rodeemos al presidente en su intención de unir al país en torno a unas metas comunes que como sociedad nos fijemos.
Un país dividido como nos lo dejaron, es una herencia muy difícil de gobernar. Un país confundido y desorientado es vulnerable, pues puede rendirse fácilmente ante encantos populistas o caer en la anarquía, y esto no lo vamos a permitir. Bien dijo Einstein que “la perfección de los medios y la confusión de los fines” es lo que está caracterizando a nuestra era.
Debemos Pararle-Bolas a esto y lograr que el país gire alrededor de lo que nos une y así salgamos de la confusión. Debemos buscar esa luz que nos guíe, nos de esperanza y nos muestre el camino para avanzar como nación. Debemos recuperar al Estado como intérprete y árbitro de la sociedad para que una vez identifique los grandes dolores y preocupaciones de nuestros ciudadanos, logre aglutinar, organizar y ordenar respuestas sobre lo fundamental para salir de la confusión.
Publicado: mayo 27 de 2019