Cuando una sociedad pierde todo su bagaje intelectual y moral, se producen las grandes caídas. Es lo que nos está sucediendo ante el momento de decadencia moral que estamos viviendo.
No se puede triunfar como sociedad cuando no se muestra que debe existir una clara decisión de victoria del bien sobre el mal.
Este intercambio de los valores básicos de la sociedad, el triunfo del mal sobre el bien, se vio reflejado la semana pasada con el derecho a la réplica de las alocuciones presidenciales de parte de quienes se hacen llamar oposición al gobierno del Presidente Duque, la izquierda carnívora en todas sus formas de lucha.
En efecto, el derecho a la réplica de las alocuciones presidenciales nace como consecuencia de ese engendro del proceso de paz con las Farc, bajo una supuesta reforma política que se promulgó el 9 de julio del 2018: “Cuando el Presidente de la República haga alocuciones presidenciales en los medios de comunicación que usan el espectro electromagnético, las organizaciones políticas declaradas de oposición tendrán en el transcurso de las 48 horas siguientes, en los mismos medios, con igual tiempo y horario y espacio para controvertir la posición del Gobierno”.
De tal forma que el miércoles 22 de mayo, aparecieron los actores al derecho a la réplica con motivo de la declaración del Presidente Duque por cuenta de la novela de Santrich junto con el rumor existente de la posible aplicación de la conmoción interior, conmoción que por alguna razón Duque no aplica, tal vez, para seguir jugando a lo políticamente correcto.
En la puesta en escena, al parecer al interior del Congreso de la República, se dieron cita personajes que han cometido delitos de violaciones, secuestros, abortos, disturbios como los más recientes durante la minga en el Cauca, masacres tales como la de más de 160 personas entre noviembre de 1985 y enero de 1986, Tacueyó, Toribio, Cauca, uno de los actos de guerra más crueles y sangrientos de las Farc.
En la réplica, Angélica Lozano, con cara de yo no fui, actual senadora del Partido Verde. Ella, comentaría enfáticamente durante la campaña electoral por el plebiscito por la paz donde ganaría el NO que los dirigentes de las Farc deberían pagar primero por todos sus crímenes antes de llegar al Congreso.
Sin embargo, querida Ángela, ahí están. Todos.
De María José Pizarro y Aida Abella, poco me refiero a ellas. De María José, porque ella no tiene velas en el entierro. De la señora Abella, prefiero no acordarme de su época revolucionaria. Definitivamente, el comunismo acaba con todo.
Ni hablar del profesor Antanas Mockus, cuya curul se encuentra en vilo por sus contratos a la siniestra con la Gobernación de Cundinamarca.
Como no todo es completo en la vida, para nuestra desgracia aparece en la escena el señor Petro Gustavo, posando de gran estadista, atacando al hoy exfiscal Néstor Humberto Martínez, mencionando casos de corrupción tales como los de Odebrecht gran patrocinador de la campaña del gobierno corrupto y amoral de Juan Manuel Santos del cual el señor Petro fue cómplice; sin olvidar su paso por la alcaldía de Bogotá.
Hablando de la campaña de JMS: ¿El señor Prieto guarda silencio cómplice? ¿Cuánto vale su silencio, conciencia, señor Prieto? ¡Ah! Justicia colombiana.
Sus razones tiene el valiente senador Carlos Fernando Mejía del Centro Democrático quien durante una sesión sobre el debate de los cultivos ilícitos en Colombia fue increpado por Pablo Catatumbo, hoy honorable senador.
El derecho a la réplica al senador Mejía le fue negado por el mismo presidente de la Comisión Quinta.
Razón tiene el senador Mejía, cuando afirma que hoy la palabra la tienen los señores de las Farc, mientras que a los colombianos de bien se les niega su derecho a la réplica.
Es el categórico triunfo del mal sobre el bien.
Puntilla: Mientras tanto, la economía norteamericana bajo la era TRUMP en pleno empleo, creciendo a niveles superiores del 3.5%.
Publicado: mayo 28 de 2019