Una de las labores más importantes de Néstor Humberto Martínez ha sido la de llevar adelante el plan “Bolsillos de Cristal” que consiste en combatir la corrupción en todos los niveles, entre ellos, como es natural, la fiscalía general de la nación.
El escándalo del denominado “Cartel de la Toga” puso en evidencia el lamentable estado de putrefacción de nuestra justicia. No es algo nuevo, pero si es un fenómeno que se exacerbó durante la nefanda administración de Eduardo Montealegre y Jorge Fernando Perdomo quienes, al decir popular, convirtieron a la fiscalía en una “cueva de Rolando” en la que la corrupción y los favoritismos fueron pan de cada día.
A finales del año pasado, LOS IRREVERENTESrevelaron serias irregularidades llevadas a cabo por uno de los fiscales más poderosos de la ciudad de Barranquilla, el señor Gustavo Adolfo Orozco Pertuz quien, de acuerdo con información de la más alta confiabilidad proveída por la propia fiscalía general de la nación, será imputado en las próximas horas por el delito de prevaricato por acción.
En efecto, Orozco pasará de acusador a acusado por las serias irregularidades que cometió en el famoso proceso que él adelantó en contra de la familia Acosta que fue perseguida inclementemente por el muy cuestionado Carlos Jaller Raad, personaje de dudoso proceder que se trazó el objetivo de apoderarse a las malas de todas las propiedades de la familia Acosta, entre ellas la universidad Metropolitana y el hospital universitario de la capital del Atlántico.
Pero aquel caso no es el único por el que el ahora acorralado fiscal Orozco Pertuz tendrá que ponerle la cara a la justicia.
Tal y como en su momento revelaron LOS IRREVERENTES, aquel funcionario judicial, cuyo salario mensual escasamente podrá superar en menos de 30 días adquirió propiedades cuyo valor comercial supera los $650 millones de pesos.
En efecto, en el mes de junio del año 2017, precisamente por la misma época en que empezaba la persecución arbitraria contra la familia Acosta -proceso que fue recientemente precluído por la propia fiscalía que descubrió todas las irregularidades cometidas por Orozco Pertuz- el acorralado fiscal literalmente salió de compras de bienes inmuebles. Empezó por un pequeño apartamento ubicado en el barrio La Cumbre, en Barranquilla que según los precios del mercado vale alrededor de $150 millones de pesos. Días después, compró una casa en ese mismo barrio cuyo precio oscila entre $420 y $560 millones de pesos.
En abril del año pasado, fiel a su afición de comprar apartamentos, el fiscal se hizo a una propiedad de interés social que puso a nombre de su señora esposa, doña Raquel Constante Díaz.
Algo que llama poderosamente la atención y que merece ser por lo menos investigado es que la compra de todas esas propiedades se hizo de contado y sin que mediara ningún crédito hipotecario. ¿Cómo hizo el señor fiscal Orozco Pertuz para pagar todas sus casas, si su salario es de $9 millones de pesos? ¿Se ganó la lotería?
Lo cierto es que la decisión del fiscal general Néstor Humberto Martínez de combatir la corrupción, sin importar quién o quiénes se vean afectados ha tocado a las puertas de uno de los fiscales más poderosos pero también más arbitrarios -y ahora cuestionado- de Barranquilla: Gustavo Adolfo Orozco Pertuz.
Publicado: mayo 8 de 2019
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