La memoria no puede ser selectiva y mucho menos en asuntos de política. El de Santos fue el peor de los gobiernos de la historia reciente. Las finanzas fueron saqueadas y la sociedad resultó irremediablemente fraccionada.
Y el socio político de primer nivel de Santos fue, sin lugar a dudas, Germán Vargas Lleras quien desde el 7 de agosto de 2010, día en que Santos asumió el gobierno nacional, ejerció primero como ministro de Interior y Justicia, luego ministro de Vivienda y durante el segundo periodo como Vicepresidente, encargado de manejar y ejecutar el jugosísimo presupuesto de infraestructura.
Hoy Vargas, destrozado electoralmente, funge como jefe de la oposición al gobierno de Iván Duque, haciendo toda suerte de propuestas y presentando iniciativas audaces ante las que cualquier desprevenido se preguntaría por qué no las promovió cuando cogobernó a Colombia con Juan Manuel Santos.
Vargas fue el cómplice de Santos en absolutamente todo, empezando por el proceso con la banda terrorista de las Farc. Aceptó ser el vicepresidente de la República, cuando los diálogos en La Habana estaban bien avanzados. Él, Vargas Lleras, movilizó a su corrupta estructura electorera -Cambio Radical- para votar por el SÍ en el plebiscito de 2016 y él, Vargas Lleras, coadyuvó y aplaudió el robo del resultado cuando el NO ganó y a pesar de ello, el gobierno resolvió pisotear la voluntad popular.
Vargas es producto de la más ruin, corrupta y sucia forma de hacer política. Cambio Radical, con muy contadas excepciones, es un club de políticos de la más baja catadura, enseñados a conseguir votos de forma sucia y viciosa.
No hay escándalo de corrupción en el que no aparezca por algún lado un aliado de Vargas. En el caso de Odebrecht, la suerte ha acompañado -hasta ahora- al vicepresidente de Santos. Pero desde no muy lejos, empieza a sentirse el estruendo que producen los pasos de un animal grande.
La actitud pendenciara de Vargas con Duque tiene nombre y apellido: falta de burocracia. En el fondo, las críticas de los vargaslleristas al gobierno nacional son una extorsión política con el fin de que se vuelva a abrir el chorro de la mermelada.
La acertada decisión de acabar con la política transaccional y de propender por un modelo de gobierno en el que se buscarán acuerdos de fondo para sacar adelante propuestas trascendentales, sin que eso signifique feriar el presupuesto nacional en los directorios políticos, es un puño en la cara de mercaderes como Vargas Lleras, que ven en el ejercicio del gobierno un fabuloso vehículo para sacar adelante negocios multimillonarios.
En pocas palabras, Duque es sinónimo de política transparente y honrada y, en cambio, Germán Vargas Lleras es la personificación de todos los vicios.
Durante los 8 años del gobierno de Santos, su ministro y vicepresidente Germán Vargas fue un agudo planificador y ejecutor de las peores iniciativas que se han registrado en las últimas décadas en nuestro país. Si hoy el país está pasando por una de sus más críticas situaciones económicas, es gracias a la complicidad de Vargas Lleras con el saqueo que vivió Colombia durante los 8 años de Santos.
Si hay malestar e indignación con la impunidad con la banda terrorista de las Farc, no se puede nunca olvidar que Cambio Radical fue definitivo para diseñar y finiquitar todo lo que hizo Santos en el Congreso con el propósito de blindar ese acuerdo nefasto que hoy tiene caminando libremente por las calles de Colombia a los peores genocidas de nuestra historia. Así él hoy quiera soslayarlo, Vargas Lleras es el coautor de todas y cada de las monstruosidades que Santos le hizo al país.
Publicado: abril 8 de 2019
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