El resultado de la encuesta del partido verde para escoger candidato a la Alcaldía de Bogotá dejó un mensaje muy claro para la ciudad: va a haber candidato único de la izquierda. Esta unión, que mediáticamente logra hacer una bulla impresionante, debe tener una respuesta de la misma magnitud.
Es decir, como bogotanos no podemos permitir que se repita el mismo escenario que llevó al segundo cargo más importante del País a Gustavo Petro en el 2011, donde cuatro candidatos de centro derecha que representaron casi el 60% de la votación (Enrique Peñalosa, Gina Parody, Carlos Fernando Galán y David Luna) fueron incapaces de hacer a un lado sus diferencias de estilo para llegar a un acuerdo y trabajar en una candidatura única.
Las consecuencias de ese no-acuerdo fueron desastrosas. Durante 4 años Bogotá se vio sumergida en un experimento chavista donde el mandatario de turno no hizo otra cosa distinta a improvisar constantemente y destilar odio contra el Concejo, los empresarios, los medios, el Gobierno Nacional, los entes de control, etc.
Todo esto, sin mencionar el aspecto más peligroso de esa administración: la puesta en marcha de un constante y marcado discurso de lucha de clases que fragmentó a la ciudad entre “la oligarquía” y “el pueblo”, hecho sumamente dañino que pavimenta el camino para la inserción de ideales populistas en la sociedad.
Por eso, es más que necesario que para estas elecciones se construya una gran coalición por Bogotá, donde Ángela Garzón -candidata del Centro Democrático- Miguel Uribe – candidato liberal y por firmas- y otros actores necesarios como Carlos Fernando Galán y los ex ministros David Luna o Juan Carlos Pinzón lleguen a un acuerdo y, después de un proceso limpio de elección, se escoja al candidato de esta gran alianza.
Por supuesto que la gestión de Enrique Peñalosa tiene aspectos buenos y malos. Nadie puede negar su gran visión urbanística que ha permitido transformaciones importantes en la ciudad, aunque la falta de diálogo de un mandatario al que la gente lo siente lejano y distante ha dejado su huella.
Sin embargo, más allá de estos aspectos, de aciertos y errores que ha tenido, es fundamental que la mayoría de los sectores políticos dejen a un lado ambiciones personales y pongan el futuro de la ciudad por encima de todo.
Bogotá no se merece volver al desastre administrativo que significaron los 12 años de izquierda en la ciudad. Mientras ciudades como Barranquilla o Medellín avanzaron a pasos agigantados en ese tiempo, acá nos estancamos en falsas retóricas sociales que no lograron otra cosa distinta a detener el desarrollo y el progreso de la urbe más importante del País.
¡Construyamos esa gran Coalición por Bogotá!
Publicado: abril 12 de 2019
5
4