La oposición en Colombia anda últimamente enfrascada en un sonsonete bastante repetitivo. Es ya común oír a los líderes opositores de nuestro país en los programas de radio por la mañana con el mantra del, “sí, las cosas en Venezuela están tremendamente mal, pero, ¿para cuándo podríamos esperar la atención del presidente Duque a nuestra realidad, para cuando podríamos esperar que el presidente se ocupe de los problemas de Tumaco?”
Esta forma de ver el desastre venezolano y su relación con Colombia demuestra una tremenda ignorancia. Venezuela es el mayor problema económico, social, y de seguridad nacional que enfrenta Colombia hoy en día. Explico mi razonamiento. Por el lado económico, las autoridades estiman que el fisco colombiano está gastando en este momento cerca del 0.5% del PIB en solventar la crisis humanitaria que han generado las políticas que implementó el sátrapa Hugo Chávez en el vecino país. Eso es una barbaridad de dinero, más o menos la mitad del dinero que gasta el estado en financiar el programa adulto mayor, y más de lo que invierte el país en ciencia y tecnología. Por el lado social, que un millón y medio de personas se hayan visto obligadas a cruzar la frontera con Colombia para no morirse de hambre, ha generado una presión a la baja importante en los niveles de remuneración de los empleados de menores ingresos en Colombia, y en ciertos casos ha generado tensiones muy complicadas dentro de la sociedad (el típico “y por qué diablos le dan tanto a los venezolanos si en Colombia hay tanto pobre?”).
Desde el punto de vista de la seguridad nacional, el lector que aún no se haya enterado que el gobierno del dictador Maduro es aliado y protector de los grupos narco terroristas de izquierda que operan en Colombia, o es tarado o vive debajo de una piedra. Esa compincharía del régimen de Maduro con los grupos narco terroristas implica que Venezuela sigue siendo el corredor preferido de los narcos para exportar su producción. Y, más preocupante aún, esa facilidad que existe para exportar la droga vía Venezuela implica que las ganancias de estos narcos hoy en día son aún más significativas, y el proceso de lavar esas ganancias está quebrando a muchas empresas en Colombia, negocios legales que han tenido que cerrar sus puertas, dejando a miles de trabajadores cesantes, pues no tienen la capacidad de competir con el contrabando que se genera en el proceso de lavar esos dineros mal habidos.
Pero también hay razones para ser optimistas. Si la estrategia del mundo decente de derrocar al sátrapa Maduro funciona, el mayor beneficiario de ese arduo proceso de recuperación que se vendrá será la industria colombiana. La incompetencia del dictador Maduro ha generado el colapso completo del aparato productivo de Venezuela, hecho que implica que no hay posibilidad de que el aparato empresarial del vecino país pueda suplir la comida y los bienes que se necesitan para salir de la hambruna, por lo menos por varios años, hasta que se recobre algún sesgo de normalidad.
Colombia tiene la capacidad de alimentar y reconstruir a Venezuela. Y en ese proceso Colombia podría incrementar sus exportaciones no tradicionales en unos cuatro mil o cinco mil millones de dólares anuales, que implica que Colombia podría crecer sus exportaciones totales en por lo menos un 10%. Entonces, ¿que el presidente Duque es un populista por preocuparse por la situación de Venezuela? Qué vergüenza de oposición la que tiene Colombia…
Publicado: marzo 19 de 2019