En medio de la euforia que vivió la izquierda suramericana durante la hegemonía del socialismo del Siglo XXI en el subcontinente, se constituyó la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur. Fue el púlpito desde donde se pontificó ideológicamente y se conspiró políticamente contra el liberalismo y el progreso de toda América Latina. Su sede es un edificio rocambolesco, monumento a la megalomanía y la obsesión faraónica de los fundadores de Unasur, Chávez, Kirchner, Lula y Correa.
Hace pocos días,Unasurmurió sin pena ni gloria. Era fácil predecir su existencia efímera. La organización siempre estuvo signada por la tragedia que acompañó y acompaña a sus fundadores y animadores, quienes, o han fallecido prematuramente o han sido condenados a “muerte política” por la justicia de sus respectivos países.
La última enfermedad, antes de su liquidación definitiva, se la contagió aUnasurel ex presidente Santos de Colombia, quien encomendó a su canciller, María Ángela Holguín, ejercer presión a los países miembros para imponerles como sucesor del fallecido Secretario General, Néstor Kirchner, el nombre del desprestigiado ex presidente colombiano y trestaferro político del cartel de Cali, Ernesto Samper. Su elección fue una herida de muerte a la organización.
Aunque una declaración de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Paraguay en abril de 2018 había criticado la gestión del Secretario saliente, Ernesto Samper, y suspendido su participación en el organismo, la primera decisión formal y solemne de retiro definitivo la tomaron el presidente Duque y su ministro de relaciones, Carlos Holmes Trujillo, casi al momento de su posesión en agosto del año pasado.
La semana pasada, el presidente Lenin Moreno siguió los pasos de Duque y desafilió definitivamente a Ecuador. En su corta alocución, Moreno descalificó a Unasurpor ser “una plataforma política que destruyó el sueño de integración y que entró en un proceso de desintegración definitiva”. Moreno denunció que los “socialistas del Siglo XXI” se enfrascaron en un combate a muerte por imponer el nombre de uno de sus conmilitones como Secretario General. Para rematar, anunció que pedirá la reversión del edificio sede para entregárselo a la Universidad Indígena del Ecuador. Esa es una notificación de que Moreno no quiere ver en su territorio a la Unasur, aunque sus miembros supérstites, Venezuela, Bolivia y Uruguay, quisieran mantenerla viva con respirador artificial.
La muerte de Unasures preludio de la suerte que correrá el régimen que la puso en marcha, el chavismo. Solo dos países siguen acompañando políticamente a la tiranía de Maduro, sucesor de Chávez: Uruguay y Bolivia. Y ahora, con la muerte de Unasur, solo les queda un escenario para conspirar contra la democracia: el nefando Foro de Sao Paulo.
Publicado: marzo 19 de 2019