La educación pública es un baluarte más que necesario para cualquier sociedad. La necesidad de recortar las brechas de inequidad a través de una inversión estatal en el futuro de las personas es un factor que determina el progreso y el desarrollo económico del País.
Sin embargo, lo que sucede en Colombia en ese aspecto es sinceramente vergonzoso. Fecode, una agremiación sindical que falsamente se esconde en el discurso de la protección de la educación pública, se ha convertido en una verdadera talanquera en la rueda para lograr una transformación de la calidad de ese servicio.
En efecto, las más que evidentes motivaciones políticas de ese sindicato han convertido a la educación pública en un fortín burocrático y electoral del sector más radical de la izquierda nacional, que ve en esta organización el medio perfecto para adoctrinar a las nuevas generaciones con ideas populistas y generar movilizaciones sociales contra la institucionalidad democrática con el propósito de desestabilizar el accionar gubernamental.
Ejemplo de ello es que su mayor consigna, la supuesta desfinanciación del sector educación en el Presupuesto General de la Nación, no es más que una pantomima mediática que pretende crear una crisis donde no existe.
Como tal, en el Presupuesto que el Presidente Duque le presentó al País para este año el sector educación es el más favorecido, por lejos. Casi 42 billones van a ser destinados en Colombia en este aspecto para lograr una transformación de la educación nacional, más los casi 30 billones del Presupuesto Bianual de Regalías, donde existe un potencial de recursos para presentar proyectos de inversión en educación nunca antes visto.
Adicionalmente, por si fuera poco, en el Plan Nacional de Desarrollo el Gobierno planteó en el articulado una formula que permitirá garantizar que durante los próximos 4 años el crecimiento del sector sea sumamente significativo.
Sin embargo, a pesar de este gran esfuerzo por parte del Presidente, las cabezas de Fecode no hacen otra cosa diferente a amenazar con convocar a un nuevo paro alegando desfinanciación del sector. ¡Por Dios! No existe razón alguna para justificar dicha convocatoria que dejará sin clases a millones de niños inocentes.
En este contexto, me pregunto: Si a Fecode le importa tanto los recursos de la educación pública, ¿por qué no realizan las marchas ante los despachos de los rectores de las universidades y los colegios? ¿Acaso alguien sabe cómo se están ejecutando esos recursos? ¿Qué seguimiento se le hace a la gestión presupuestal que realizan los directivos de los planteles educativos?
Si algo deberían hacer las entidades de control en este País es ponerle una lupa encima a la ejecución de estos recursos, dado que son miles de millones los que el Gobierno envía anualmente a los colegios y universidades, pero, al ver las condiciones de infraestructura y la calidad del servicio prestado, la realidad es sinceramente nefasta.
Los directivos de Fecode deberían de una buena vez quitarse la falsa careta de defensores del magisterio y salir abiertamente a la arena política a expresar sus visiones ideológicas, en vez de utilizar ese discurso para chantajear al Gobierno de turno y obtener réditos electorales para sus interesados. Todo esto, a costa de afectar las clases de más de 8 millones de niños que tienen que ver paralizadas sus actividades cada vez que al grupito de facinerosos la da por marchar por causas inexistentes mientras destruyen las ciudades.
PD: si van a defender al régimen de Maduro por lo menos tengan la gallardía de hacerlo de frente y no acudiendo al discursito de la libre determinación de los pueblos, usado tan frecuentemente por cuanto dictadorzuelo posa de rey en las causes del mundo moderno.
Publicado: marzo 13 de 2019