Si después de haber visto y escuchado al narcoterrorista de las FARC Rodrigo Londoño alias “Timochenko” el año pasado cuando entró jactancioso, sonriendo y con el puño en alto en señal de triunfo al Tribunal de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), a responder por el delito de secuestro diciendo: “¡Estoy aquí con una profunda emoción de ver cómo se cristaliza ese sueño que tejimos en La Habana!”, aún había quien albergara dudas de que ese tribunal de pacotilla había sido meticulosamente concebido para expiar los más aborrecibles crímenes de los narcoterroristas de las FARC, y para condenar a todo aquel que hubiera osado perseguirlos o estorbarlos de una u otra manera, con los hechos conocidos por estos días seguramente ya las aclaró.
Porque eso de que todo “un equipo de investigadores encabezado por un fiscal del tribunal de paz”, se haya trasladado hasta Caquetá con el fin de buscar información sobre el paradero del sanguinario delincuente Hernán Darío Velásquez alias “El Paisa”, es francamente ¡insólito!
¿Cómo así que le abrieron “un incidente de verificación para establecer si ha incumplido o no sus compromisos tras la firma del acuerdo”? ¿Un individuo que hace meses abandonó la zona de reincorporación y que no se ha tomado siquiera la molestia de responder los llamados que le ha hecho el “Tribunal”?
¿Necesitan saber si el bandido quiere que lo absuelvan ya o si va a posponerlo unos días más porque está muy ocupado cometiendo otras fechorías?
Y para alias Iván Márquez uno de los gestores de ese despropósito legislativo, que igualmente anda de madriguera en madriguera porque tiene un rabo de paja igual o más grande que el de “Trichi”, pero envía misivas llenas de reproches cada que le viene en gana ¿también van a organizar otro “equipo de investigadores y fiscales” para que le den vueltecita y le pregunten qué está pensando hacer en el futuro inmediato?
Y con el perverso alias “Romaña” ¿qué piensan hacer para protegerlo y que no pierda las prebendas que le tienen reservadas?
En el caso del narcotraficante alias “Jesús Santrich”, cuya única función era precisar si la fecha en la que cometió el delito es posterior a la firma de Acuerdo de paz, el dichoso tribunal se ha tomado 195 días y todavía no consigue hacerlo. Ha extralimitando sus funciones exigiendo la excarcelación a pesar de que a la Fiscalía Nacional le ha reiterado que “la hipótesis que plantea la sala de la JEP no forma parte de causales para excarcelar a persona pedida en extradición”, y ha puesto en cuestión la buena fe del Gobierno norteamericano exigiendo más pruebas de lo acostumbrado, trámite este que gracias a la inexplicable negligencia de la ministra de Justicia, no ha hecho más que acabar de enrarecer el panorama.
Cómo será de amañada y de incoherente la tal JEP, que su propia presidenta, la togada Linares, dijo por estos días que “la JEP es un modelo inédito, una justicia a la que no está acostumbrado el país (…) una justicia distinta (?) que parte de una negociación”. De un indecoroso arreglo querrá decir, puesto que lo que se convino en La Habana fue la impunidad y la legalización de la fortuna de una banda narcoterrorista, a cambio de una firma para conseguir un premio Nobel de Paz.
JEP, el costosísimo amañado “modelo inédito”, al que no nos acostumbraremos jamás.
Publicado: febrero 9 de 2019